Extender la capacidad de la computación cognitiva a los miles de millones de dispositivos conectados, sensores y sistemas que componen el Internet de las Cosas (IoT). Ese es el objetivo de la sede central de la unidad de negocio de IBM Watson Internet de las Cosas (Watson IoT) en Múnich (Alemania), que viene acompañada de nuevas ofertas, capacidades y la ampliación del ecosistema de socios de negocio en este área.

Además, todas estas soluciones estarán disponibles a través de IBM Watson IoT Cloud, la plataforma global de la compañía para las empresas y desarrolladores del sector IoT.

Architekturbüro: Murphy/Jahn, Chicago

El campus congrega a un millar de desarrolladores, consultores, investigadores y diseñadores de IBM, que ampliarán el compromiso con los clientes y socios de negocio en este área. El centro también servirá de laboratorio de innovación para los científicos de datos, ingenieros y programadores, que construirán un nuevo tipo de soluciones conectadas que estarán a medio camino entre la computación cognitiva e Internet de las Cosas.

“Internet de las Cosas será muy pronto la fuente de datos más grande del planeta y todavía no se ha hecho nada con el 90% de estos datos”, comenta Harriet Green, directora general de Watson IoT y Educación. “Con sus cualidades únicas para razonar y aprender, Watson abre la puerta a que empresas, administraciones públicas e individuos saquen provecho de los datos en tiempo real, en comparación con los datos históricos y otras reservas de conocimiento acumulado, lo que les permitirá extraer correlaciones inesperadas que generen nuevos puntos de vista y beneficios tanto para las empresas como para la sociedad en su conjunto”.

La compañía también cuenta con ocho centros de experiencia de clientes Watson IoT en Asia, Europa y América, con el objetivo de proporcionar a clientes y socios de negocio acceso a la tecnología, herramientas y talento que necesitan para crear nuevos productos y servicios utilizando la inteligencia cognitiva.

La computación cognitiva representa una nueva clase de sistemas que aprenden a escalar, a razonar con un fin y a interactuar con los humanos de manera natural. En lugar de estar programados explícitamente, aprenden y razonan de sus interacciones con los humanos y de sus experiencias con el entorno, lo que les permite adaptarse al volumen, complejidad y falta de predicción de la información generada por el Internet de las Cosas. Los sistemas cognitivos pueden darle sentido al 80% de los datos que los expertos llaman “desestructurados”, lo que puede arrojar luz sobre aspectos que hasta ahora han permanecido invisibles, permitiendo a los usuarios tener una mayor visibilidad y tomar decisiones apoyadas en más datos.

Actualmente, hay más de 9.000 millones de dispositivos conectados en el mundo que generan 2,5 trillones de bytes de datos nuevos cada día. Tener en cuenta los datos que generan los dispositivos inteligentes supone la creación de un nuevo mercado cuyo valor podría alcanzar los 1,7 billones de dólares en 2020. Sin embargo, si no se tiene la infraestructura adecuada para analizar estos datos, este valor se desvanece.

La ayuda que pueden proporcionar los sistemas cognitivos en este desafío es muy significativo, ya que facilitan el aprendizaje, el razonamiento con sentido y la interacción natural con los humanos. En marzo de 2015, IBM anunció una inversión de más de 3.000 millones de dólares para cubrir las necesidades de los clientes que buscan capitalizar la creciente instrumentalización e interconexión del mundo, liderado por el Internet de las Cosas.

 

ARTÍCULO INCLUIDO EN EL NÚMERO DE ABRIL DE LA REVISTA AGENDA DE LA EMPRESA INDUSTRIA 4.0