La Industria 4.0 o la cuarta revolución industrial es un nuevo hito que, sin duda, marcará importantes cambios en los próximos años. Se basa en un uso intensivo de Internet y de las tecnologías punta, con el fin primordial de desarrollar nuevas industrias más inteligentes, más respetuosas con el medio ambiente o cadenas de producción mucho mejor comunicadas entre sí y con los consumidores finales.

Esto implica un alto grado de automatización y digitalización de muchos procesos y tareas. Recurriendo a Internet y a redes virtuales, se pueden ir modernizando las industrias o los almacenes logísticos hasta transformarlos en fábricas y almacenes inteligentes caracterizados por una inter-comunicación continua e instantánea entre las diferentes estaciones de trabajo. Al agregar esta inteligencia, se introduce gran flexibilidad en el proceso productivo y una mayor adaptación y reacción a las diferentes situaciones, lo que contribuye al aumento de la productividad. A través de flujos de información mucho más potentes que en los modelos tradicionales, se puede intercambiar esta información muy rápidamente tanto interna como externamente, para mejorar la capacidad de auto-diagnóstico de los recursos a distancia, o para adaptarse fácilmente a cambios en clientes finales, intermediarios o proveedores involucrados en el proceso productivo.

AVG_1717¿Esto significa que debemos estar preparados para asistir a una masiva destrucción de empleo? La respuesta es no. Los expertos aseguran que esta nueva tendencia creará más puestos de trabajo de los que destruirá, pero sobre todo, cambiará las relaciones laborales tal y como las entendemos hoy.

Con respecto a la creación de empleo directo, ya hoy en día asistimos a la aparición de un nuevo sector productivo, que es el de la tecnología. Si atendemos a las previsiones macroeconómicas, hasta 2020 se crearán más de 900.000 empleos relacionados con las tecnologías de la información y comunicación, entre ellos programadores, desarrolladores, community managers, especialistas en redes sociales, marketing online, diseño visual, etc.

De igual manera, los sectores que mayor proyección tendrán en la creación futura de empleo serán: el sector tecnológico e I+D+I, con especial relevancia para la biotecnología, el e-commerce y las TIC; el turismo y el ocio, que a pesar de ser un sector consolidado sufrirá su particular transformación, y generará nuevos retos, como hacer frente al empleo estacional, la adaptación de las empresas a las nuevas tecnologías o el desarrollo de un ocio de mayor calidad; la salud y el bienestar, donde el progresivo envejecimiento de la población y el incremento de la demanda de bienestar por parte de la sociedad generarán puestos de trabajo orientados a los cuidados paliativos, a la tercera edad, a la nutrición y el deporte, a la atención psicológica, a la industria farmacéutica y a la sanidad pública; y por último, la energía, donde la dependencia energética y la necesidad de encontrar energías alternativas como las renovables, favorecerán la creación de nuevos puestos de trabajo.
De forma indirecta, la tecnología modificará los estándares de trabajo.

Por un lado, la colaboración a distancia será la tendencia con mayor impacto, ya que la tecnología favorecerá la deslocalización del trabajo y permitirá crear comunidades de aprendizaje colaborativo. No se trata únicamente del uso generalizado del teletrabajo en aquellos casos en los que sea posible, traduciéndose en un mayor equilibrio entre la vida profesional y personal, sino que estos avances permitirán basar la relación laboral en una mayor confianza hacia el trabajador por parte de las empresas, y por tanto en un aumento del rendimiento individual.

Otros factores que influirán serán la digitalización de la economía (las empresas españolas están un poco menos digitalizadas que la media europea), la robotización del trabajo (la inteligencia artificial está en un punto muy avanzado, pero aun así los robots aún son incapaces de desarrollar la mayoría de las operaciones que la industria requiere) y la fragmentación de las tareas.

El impacto que todos estos cambios tiene en los criterios de selección ya ha llegado hoy cuando hablamos de forma generalizada del talento, y sobre todo, del talento sin etiquetas. Este concepto trata de ayudar a las empresas a atraer al talento de una manera diversa y respetando los criterios de igualdad, poniendo el foco en habilidades transversales comunes a todos los puestos con independencia del rango, especificidad o formación. De entre estas nuevas competencias destacarán las habilidades de colaboración, que incluyen el trabajo en equipo y la capacidad de trabajar de manera remota (no sólo centrada en el teletrabajo sino en la gestión de tareas o proyectos); las habilidades para gestión del cambio, que engloban desde la polivalencia y el aprendizaje constante al intraemprendimiento e innovación; las habilidades interpersonales, como la capacidad comunicativa de los trabajadores y el liderazgo, que ya están siendo demandadas, adquirirán mayor importancia aún. Otras capacidades serán igualmente necesarias en los trabajadores del futuro como las habilidades internacionales, la gestión de la propia imagen y los valores sociales.

Por último, también se producirá un impacto en las relaciones laborales. Ya no se basarán en la formalización de un contrato de trabajo, sino que en el futuro abundarán nuevas fórmulas como el outsourcing de funciones, el trabajo autónomo y por proyectos, freelances para micro proyectos desde la nube o el crowdsourcing y otros formatos de innovación abierta. Esto hará necesario la aparición de nuevas relaciones contractuales que deberán conseguir unir más flexibilidad y seguridad con una menor cantidad de contratos.

Todo esto modificará la forma de entender el engagement de los empleados y el concepto de fidelidad. Serán necesarias acciones novedosas de fidelización como el intercambio de trabajadores entre empresas o los itinerarios profesionales. Así mismo, estas nuevas estructuras de trabajo y colaboración desencadenarán en jerarquías más diluidas y nuevas formas de liderazgo. De esta forma, el trabajo por proyectos ganará cada vez más importancia, provocando que sea un reto cada vez mayor mantener una cultura de empresa y políticas corporativas arraigadas, y generar compromiso y motivación.

Otros factores a tener en cuenta como la sofisticación de los sistemas de compensación, la negociación de condiciones personalizada, el cambio en las fuerzas negociadoras o la polarización laboral influirán, pero en menor medida que las anteriores, en el nuevo mercado de trabajo español.

 

Luis Miguel Jiménez

Director Comercial de Adecco Outsourcing