Al transporte público aún le queda mucho que mejorar, por eso, cada vez queremos ser más independientes y sentirnos en nuestro territorio. Nuestro vehículo se convierte así en una prolongación de nuestra propia personalidad.

En las matriculaciones de vehículos habidas durante 2004, destaca el importante crecimiento del 18,5% experimentado por los vehículos todoterreno. Este avance se atribuye a la importante renovación de este tipo de vehículos, que han entrado en la carrera de los coches de lujo. También hay quien dice que se debe a la nueva imagen de ‘buscador-libre-de la naturaleza’ que muchos quieren dar.

Desde hace algo más de una década, en España se empieza a dar un fenómeno que ya se producía en otros países europeos como, por ejemplo, en Alemania. El coche se convierte en un símbolo de posición social. Sería la adaptación de aquel dicho “Dime qué coche conduces y te diré quién eres”.

Entre los conductores se empiezan a detectar patrones de conducta asociados a cada modelo de automóvil. Así, una encuesta realizada por el Instituto Gewis de investigaciones sociales de Hamburgo, entre 2.253 usuarios de automóvil, revela que el 49% de los conductores de Porsche admite haber sido infiel en alguna ocasión.

Por otro lado, y según otro estudio publicado por la revista alemana Men’s Car, los propietarios de estos deportivos alemanes son los menos activos sexualmente en la pareja de todos los conductores. Relacionando ambas encuestas se deduce que los propietarios de Porsche serían los más proclives a buscar amor fuera de casa.

En el extremo contrario, en cuanto a actividad en la cama se refiere, se sitúan los conductores de modelos de la marca BMW, que si también figuran entre los menos fieles a sus parejas (un 46% admite haber tenido algún desliz), son los más activos sexualmente, según este estudio, con una media de 115 relaciones al año.

Entre las mujeres, las conductoras de modelos de Audi serían las que suelen tener más aventuras extraconyugales; mientras que las que conducen coches de marcas francesas son las que buscan la relación con su pareja con más frecuencia a lo largo de la semana.

Según este estudio alemán, los menos fogosos son los conductores de coches surcoreanos y suecos, aunque los propietarios de Volkswagen, Ford o Mercedes-Benz tampoco parecen demasiado apasionados en el amor.

Otros mitos que caen son los de quienes piensan que los coches deportivos atraen más a las chicas. En la web francesa www.caradisiac.com puede verse el experimento que llevaron a cabo en París. Tres ligones profesionales se colocaron en puntos estratégicos con sus Ferrari invitando a las jóvenes a probar el coche. Al contrario de lo que cabría esperar, tuvieron muy poca aceptación. Sin embargo, las chicas aceptaban con más frecuencia la invitación para probar un vehículo de gran tamaño como el Hummer. O sea, que el tamaño sí que importa en eso de ligar.

Edward Newman asegura en su artículo Designing for Women (Diseñando para las mujeres) que hay seis cualidades básicas que las mujeres exigen a los coches: que sean fáciles de aparcar, que tengan asientos cómodos, que ofrezcan buena visibilidad, que dispongan de amplio espacio de carga, que su mantenimiento sea sencillo y que, además, pueda ser fácilmente personalizado.

El único que tuvo en cuenta estos requisitos es el Ford Taurus, donde todos los mandos fueron diseñados para que pudieran ser pulsados con uñas muy largas. El Taurus es, además, espacioso, fácil de conducir y de aparcar, fiable, dispone de un buen maletero y, sobre todo, no es caro. El resultado fue que este coche se convirtió en un superventas.

En el extremo opuesto está el caso del Dodge LaFemme (1956), un coche diseñado por hombres atendiendo a lo que ellos suponían que las mujeres buscaban. El resultado, como era de esperar, fue un estrepitoso fracaso comercial.

En definitiva, que el coche, al igual que nuestra indumentaria, habla de nosotros a los demás.

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