En un mundo cada vez más conectado y en el que guardamos toda nuestra información personal -más o menos privada- en dispositivos móviles (ya sean tabletas, portátiles o teléfonos) o en la red, el uso de contraseñas con las que hacer más difícil el acceso no deseado a nuestros datos es imprescindible.

Por ello, desde hace tres años se celebra cada primer jueves de mayo el Día Internacional de la Contraseña, con el que se propone concienciar sobre la necesidad de utilizar estos códigos secretos para cerrar la puerta a aquellos delincuentes que quieran robar nuestra información privada.

keyboard-283232_640Según datos de ESET, todavía hoy muchos usuarios utilizan la misma contraseña para todos los servicios online y, principalmente, se eligen expresiones muy fáciles de recordar, como el nombre al revés, el DNI o a la fecha de nacimiento. Peor aún es que para evitar olvidos se escriben las contraseñas en lugares muy cercanos al dispositivo, como debajo del ratón, en papeles pegados a la pantalla o incluso en archivos dentro del ordenador. Por ello, ESET recomienda:

1. No compartir las contraseñas con nadie ni escribirlas o enviarlas por correo o por servicios de mensajería. La única forma de garantizar su seguridad es memorizándolas. Si no es posible, es mejor guardarlas en un archivo cifrado al que sólo pueda acceder el usuario.

2. Utilizar credenciales diferentes para cada aplicación o programa, de forma que si, por cualquier causa, alguien roba una contraseña no pueda acceder a ningún otro servicio.

3. Crear contraseñas fuertes con al menos 10 caracteres, combinando mayúsculas y minúsculas, números y caracteres especiales. En la medida de lo posible, no deben estar en ningún diccionario o basarse en información personal.

4. Modificar las contraseñas de forma regular o cuando sospechemos que hemos sufrido un incidente que las haya comprometido, pero sin olvidar que deben ser siempre difíciles de adivinar.

Contraseñas en el mundo corporativo

En la empresa, el CIO debe contar con una estrategia global de seguridad que incluya contraseñas de acceso a los activos corporativos para los empleados y para terceros que deban utilizar servicios de la compañía, pero que ni sean la parte central de la política de seguridad ni que ésta solamente se restrinja a ellas. De hecho, muchos profesionales dan tan poco valor a las contraseñas en la empresa que, según un estudio de Sailpont, uno de cada siete empleados de grandes corporaciones estaría dispuesto a vender sus credenciales por tan sólo 150 dólares.

Por ello, en el mundo de la empresa, ESET propone incorporar medidas adicionales de acceso como:

1. Doble factor de autenticación como complemento a las contraseñas para añadir una capa de seguridad adicional, ya sea a través del móvil o de aplicaciones que permiten proteger el acceso a la información confidencial de la empresa y a sus servicios críticos, minimizando el riesgo de intrusiones en la red corporativa en caso de pérdida de contraseñas de acceso.

2. Llaves USB personalizadas y cifradas en las que se guardan las credenciales de acceso a todas las aplicaciones.

3. Herramientas gratuitas como Latch, una especie de candado personal para evitar accesos no autorizados a los servicios más utilizados.

4. Soluciones de biometría, ya sean desde las más comunes como la lectura de huellas dactilares hasta otras más avanzadas, como las de reconocimiento de iris o hasta de la forma de la oreja, o acelerómetros en la muñeca para monitorizar diferentes registros.

5. Contraseñas en wearables. Ya existen pulseras que miden el pulso cardíaco y que se utilizan como alternativas a las contraseñas ya que identifican al usuario de forma remota, incluso para realizar pagos.

6. Tokens virtuales, que utilizan información previamente registrada y muestran una imagen única generada de forma temporal en la pantalla del dispositivo.