Sevilla se está convirtiendo en el epicentro de la cultura andaluza y es ésta un evidencia que no podemos eludir. Este protagonismo ha venido promovido en buena medida por la actuación de la Administración andaluza, algo que se ha reprochado -a veces con razón- desde diversos ámbitos. Pero también hay que destacar el papel que está desarrollando en esta misma línea la iniciativa privada, que cuenta con importantes instituciones relacionadas con la cultura en Sevilla. Sea como sea, parece que el modelo funciona y en los últimos años la implicación del sector empresarial está ocupando un lugar hasta ahora desconocido y digno de elogios. Por otra parte, esta nueva situación está posibilitando la firma de acuerdos de cooperación entre ambas esferas para acometer interesantes proyectos culturales y, lo que es más importante, ha hecho aflorar una iniciativa ciudadana, antes dormida y acostumbrada a vivir de las rentas de sus grandes tradiciones anuales. La cuestación promovida por un grupo de empresarios hace unos años para el arreglo de la Iglesia de El Salvador no sólo fue el primer paso, sino un auténtico acicate para muchos, al evidenciar que la defensa de nuestro patrimonio cultural no sólo da réditos turísticos ó económicos, sino que nos enriquece como ciudadanos.

Este momento de máxima implicación en los movimientos culturales es evidente en los nuevos retos que nos trae el comienzo del otoño. Tal es el caso de la creación de la Casa de Velázquez, un proyecto en el que se comprometió el Ayuntamiento, a cambio de la adquisición por parte de la Fundación Focus Abengoa del cuadro Santa Rufina en la subasta de Sotheby's celebrada el pasado verano. Su exhibición está prevista en el nuevo enclave, junto a la Imposición de la casulla a San Ildefonso, hasta ahora en manos del Consistorio sevillano, que también cederá otros diez cuadros de su propiedad, como obras de Zurbarán, Murillo, Valdés Leal o Juan de Espinal, hasta ahora ocultos al gran público. Pero si esta empresa es interesante, no lo es menos la implantación en Sevilla del nuevo Museo Thyssen, que acogerá la Colección de pintura andaluza de la Baronesa Thyssen. Tras la disputa con Málaga, está por decidir el enclave definitivo en la ciudad entre el Pabellón Real, el Convento de Santa Clara y la Casa Murillo (en el Barrio de Santa Cruz). Esta última candidatura tropieza con la finalidad que la Consejería de Cultura ya le tenía reservada: la divulgación de la vida y obra del pintor barroco sevillano. Por otra parte, el cambio en la dirección del Ministerio de Cultura y el aterrizaje en su organigrama del que fuera delegado del ramo en el Ayuntamiento de Sevilla, Juan Marset, parecen haber reavivado las negociaciones sobre la titularidad andaluza del Museo de Bellas Artes, una reclamación que hace años activara la entonces consejera de Cultura, Carmen Calvo, y que ella misma disipó cuando era ministra.

Animada por los buenos resultados obtenidos, la Asociación Velázquez por Sevilla, entidad impulsora de la compra del Santa Rufina, va a emprender una nueva campaña con motivo del 50 aniversario del hallazgo del Tesoro del Carambolo en el año 2008, para demandar al Gobierno central y a la Junta de Andalucía la devolución a la capital hispalense de las alhajas originales, depositadas en Madrid, así como la celebración de una gran exposición conmemorativa en el Museo Arqueológico. Con idéntico interés, la Fundación por el Museo de las Atarazanas abre este mes una muestra sobre la historia del emblemático recinto y convocará un concurso para el diseño del futuro enclave, que ya cuenta con el apoyo de todos los partidos políticos con representación en el Ayuntamiento hispalense, de la Junta de Andalucía y del nuevo Ministro de Cultura. Por su parte, la Fundación Nao Victoria, auspiciada por la Cámara de Comercio de Sevilla y Prodetur, trabaja ya para rescatar documentación dispersa sobre temas de navegación y concentrarla en Sevilla para facilitar su estudio en un nuevo emplazamiento, que podría ser la Fábrica de Artillería.

Pero si interesantes son estos proyectos, no lo es menos el comienzo de las temporadas del Teatro de la Maestranza y del Lope de Vega, así como la continuación de las actividades programadas dentro del gran proyecto Andalucía Barroca. Como sugerencias para este octubre, la exposición Atrapados en el hielo, que acoge el Alcázar de Sevilla sobre la formidable expedición liderada por el irlandés Shackleton en 1914 a la Antártida; sin olvidarnos de la Exposición El sueño de un Imperio, que exhibe por vez primera vez -y en un enclave tan magnífico como el Archivo de Indias- la colección de los objetos mexicanos del Duque de Montpensier y su relación con Hernán Cortés. susanam.muñoz@hotmail.com