Las malas noticias procedentes del otro lado del Atlántico y la falta de señales claras sobre lo que ocurrirá con los tipos de interés en la Zona Euro -el crecimiento de la masa monetaria marcó un récord en julio, lo que denota presiones inflacionistas y añade argumentos a favor de una subida del precio oficial del dinero, aunque la autoridad monetaria insiste en que observará la evolución de los mercados antes de decidir- pasó factura ayer a las principales plazas del Viejo Continente, que cerraron la sesión con acusados descensos. En el caso de la bolsa española, el Íbex 35 se dejó un 1,26 por ciento, para colocarse en los 14.124,80 puntos, cota que devuelve al selectivo a unas pérdidas anuales del 0,15 por ciento. La misma senda siguieron el Índice General y el Íbex Nuevo Mercado, que cayeron un 1,18 y un 2,18 por ciento, respectivamente.
En el resto de Europa -con la divisa comunitaria a 1,364 dólares-, la tónica no varió mucho y, mientras París bajaba un 2,08 por ciento, Milán y Londres lo hacían un 1,95 y un 1,90. El retroceso más moderado se lo apuntó Fráncfort, con un 0,74 por ciento -la confianza empresarial alemana bajó en agosto-.