Durante el año 2016, Heineken España ha logrado reducir su consumo en 325 millones de litros de agua a nivel nacional y ha puesto en marcha dos proyectos pioneros en Doñana y en campos de Jaén y Granada con los que devolver al entorno el agua utilizada en la elaboración de cerveza.

En Andalucía, la reducción de consumo ha superado los 94,5 millones de litros de agua en Sevilla y los 40 millones de litros en Jaén.

La compañía lleva años invirtiendo grandes esfuerzos a disminuir el consumo de agua en sus cuatro fábricas de España (Madrid, Valencia, Sevilla y Jaén), realizando inversiones económicas e implantando medidas para optimizar procesos. Como resultado de estas actuaciones, en los últimos ocho años ha logrado reducir su consumo de agua en un 28,5%.

Heineken España ha invertido más de 300.000 euros en el Proyecto Doñana, desarrollado con la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía, para la restauración ecológica de los humedales de las lagunas de Las Pardillas, el Barrero del Arrayán y San Lázaro. El objetivo es retornar al medio más de 420 millones de litros de agua que permitan compensar el agua que se utiliza finalmente para elaborar la cerveza en la planta que tiene en Sevilla.

El Proyecto Olivo, puesto en marcha junto con el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa), supondrá cuatro años de investigación e implementación de cultivos integrados de cebada en plantaciones de olivos con suelos degradados. Este programa, aún más ambicioso que el de Doñana, tiene como objetivo ahorrar cerca de 700 millones de litros de agua al año y representa una importante innovación en la agricultura, al integrar la producción de cebada en los olivares de la cuenca del Guadalquivir.

Para hacerlo posible, la compañía España invertirá cerca de 200.000 euros en ensayos en campos de Granada y Jaén, con pruebas de cultivo mixto de cebada en olivar y con un estudio comparativo de dosis de siembra de cebada maltera. Su implementación a gran escala podría suponer importantes cambios para cualquier familia de agricultores en Andalucía que alguna vez haya cultivado olivos, cebada o trigo, una vez que se pruebe la viabilidad técnica y económica para los productores.