Cuando nos enfrentamos a un asunto tan innovador como es la conducción autónoma, nos encontramos con la realidad de que la legislación actual aún no se encuentra desarrollada para tal hecho y, lo que resulta también relevante, es que los Juzgados no se han tenido que enfrentar aún a ningún accidente de circulación en el que se vea involucrado un vehículo autónomo, por lo que, aún no hemos observado cómo puede llegar a ser la aplicación legislativa actual a un supuesto en el que los causantes no sean personas, sino máquinas.

ISABEL PRIETOEl mundo del seguro automovilístico es una especialidad compleja por lo desarrollada y sistematizada que se encuentra, por lo que, el cambio de un criterio tan básico, como el hecho de que el vehículo sea dirigido por una máquina, en vez de por una persona, debe suponer un estudio pormenorizado de los cambios que se deben adoptar.

Debemos recordar que, actualmente, muchos de los siniestros se resuelven mediante compensaciones económicas mediante el Convenio CICOS, por lo que, en principio, en casos sencillos no tendría que cambiar la cuestión. Si bien, es en los siniestros de mayor envergadura y gravedad donde tendríamos la problemática, puesto que, a día de hoy imputar un homicidio imprudente a una máquina no tiene eficacia real. También es cierto que, quizá estemos ante la desaparición de los siniestros por conducción bajo los efectos del alcohol y por conducción temeraria, cuestión que no resulta baladí.

Finalmente, no debemos dejar de lado que, en el caso de que la conducción del futuro sea dirigida por vehículos autónomos, resultará fundamental que los fabricantes de coches se basen en los mismos criterios decisivos ante situaciones reales y que, dichas decisiones, sean adoptadas y aceptadas por diferentes entes sociales, entre los que deberán incluirse peritos especialistas en accidentes de circulación, personal sanitario, etc.

El vehículo deberá adoptar decisiones que, desde el punto de vista ético-moral, pueden conllevar complicaciones que van más allá de lo que actualmente podemos llegar a elucubrar, puesto que, en el caso, de que se llegue al momento exacto de una colisión, quién decidirá ¿quién tendrá más opciones de sobrevivir?, ¿la familia con tres hijos menores de edad?, ¿el soltero de dieciocho años?

 

María Isabel Prieto

Abogada de Legálitas