Cada año se detectan en Andalucía 32.000 nuevos casos de cáncer, una de las enfermedades más mortíferas de nuestro tiempo y, aunque estudios e informes oficiales ponen el acento en elementos como el tabaco, el alcohol, la obesidad y el sedentarismo como posibles causantes, la mención a la gran variedad de productos cancerígenos a los que nos vemos expuestos durante el día y fundamentalmente en el trabajo, prácticamente es inexistente en esos documentos.

La realidad demuestra que la falta de presencia mediática de esos agentes cancerígenos responde a la presión ejercida por las grandes corporaciones químicas que esconden a la sociedad los peligros de una exposición continuada a estos productos.

Francisco-Carbonero12-439x451Es más, de los nuevos casos detectados cada año en Andalucía, ocho se atribuyen exclusivamente al desempeño laboral, todos invisibilizados y tratados como enfermedad común, con el consecuente perjuicio económico para la persona trabajadora. Además, esa derivación permanente del cáncer laboral al Sistema Andaluz de Salud supone un coste de más de 600.000 euros a la sanidad andaluza que pagamos todos y todas, cuando debería ser asumido por la parte empresarial.

En CCOO estamos concienciados y convencidos de la necesidad de atender a esta cuestión en los centros de trabajo y de que hay que empezar a hablar de este tema en Andalucía. Por eso, hemos iniciado una campaña informativa, formativa y reivindicativa para que el cáncer laboral sea tomado en consideración desde todas las esferas implicadas. Y es que, aunque las estadísticas oficiales de enfermedades profesionales reconocen únicamente unos cuantos casos al año, las estimaciones más recientes y fiables indican que al menos una de cada diez muertes por cáncer tiene un origen laboral, lo que se traduce en unas 10.000 muertes cada año en España, de las que casi 3.000 estimamos se dan en Andalucía.

La exposición a sustancias cancerígenas afecta, en primer lugar, al trabajador o trabajadora que desempeña su trabajo en ese entorno tóxico, pero no hay que olvidar que el riesgo va más allá de ese ámbito a través de la ropa de trabajo, de productos que consumimos, e incluso de la contaminación del agua o del aire.

Uno de los productos más tóxicos es el amianto, un veneno mortal prohibido en España desde 2002, que ha matado ya a miles de personas trabajadoras. Según la Organización Mundial de la Salud, al año se producen 107.000 muertes por enfermedades derivadas del amianto.

En Andalucía, son un total de 2.135 casos de trabajadores que han sido tratados, mientras que diferentes estudios alertan de que entre 2016 y 2020 podrían morir unas 264 al año por enfermedades provocadas por esta sustancia. Y ese es sólo uno de los centenares de agentes cancerígenos a los que están expuestos los trabajadores, porque de los 375 agentes reconocidos por la Agencia Internacional del Cáncer (IARC), 173 son cancerígenos laborales.

En primer lugar el amianto, pero también muchos otros como la sílice y el polvo de madera, el cadmio y el níquel, el benceno, alquitranes y plaguicidas como el glisofato, el paraquat y el benomilo. La misma IARC pone el acento en las industrias del aluminio, cuero y calzado, mueble, caucho, textil y la industria de la impresión.

Los recursos destinados a luchar contra el cáncer, aunque siempre insuficientes, aumentan cada año: En cambio, sólo una parte se dedica a la prevención y, además, vuelven a olvidarse de los cancerígenos laborales.

Entendemos que los datos son contundentes para que haya un cambio sobre esta cuestión y por ello, junto al convencimiento de que todos los cánceres laborales son prevenibles, e incluso relativamente fácil eliminar en ocasiones los cancerígenos, en CCOO hemos hecho propuestas que buscan aunar voluntades, ya que la experiencia nos dice que sólo con la acción legislativa es imposible conseguir la eliminación y radical reducción del uso de agentes cancerígenos.

Es necesaria una alianza muy amplia que incluya a las administraciones públicas y a la sociedad civil, a los empresarios responsables con la salud laboral y la salud pública, a sindicatos, sociedades científicas y profesionales, asociaciones de afectados, ecologistas y otras ONG.

Partimos de una idea: que nadie tiene que morir para ganarse la vida y, a partir de ella, trabajaremos informando a los trabajadores, a las trabajadoras y a sus representantes, al personal técnico, al sector empresarial y a la sociedad, de los riesgos sobre la salud y el medio ambiente ocasionados por los cancerígenos y cómo prevenirlos, reivindicando el cumplimiento de la normativa, exigiendo aumentar el control de riesgo en las empresas para prevenir el cáncer laboral; y buscaremos conseguir la eliminación de cancerígenos, ya sea a través de la movilización, o de alianzas y apoyos públicos, profesionales y sociedad en general. Nos va la vida en ello.

 

Francisco Carbonero Cantador

Secretario General de CCOO-A

@carboneropaco