Si pueden, háganme ustedes el favor y tómense un respiro. Regálense un descansito este verano, si es que les dejan, y pueden hacerlo. Que este curso ha sido muy duro y no somos de hierro. Que el cuerpo necesita también tregua si no queremos una factura más abultada que la del teléfono para el año que viene. Que el verano se nos ha echado encima y con tanto calor y ese levante suelto que nos va a volver locos, no hay quien aguante en estos pagos. Pero, ojo, tengan ustedes precaución cuando se pongan al volante, que hay por ahí un 1,38 % de conductores desaprensivos e inconscientes que ni con los puntos los meten en cintura. Y los que habrá por ahí, que no se cuentan en los 2.300 declarados en el último control de alcoholemia que hizo soplar en el aparatito a 170.491 conductores, para irles preparando a lo que se avecina.

¡Qué habrá que hacer en este país para que dejemos de jugar a la ruleta rusa con el volante! Para que todos los veranos, salir a la carretera no se convierta en un riesgo que nos quita las ganas hasta de ir de vacaciones. Pues, lo dicho, no contribuya en esto y tómese un descanso… y deje descansar a los demás, que también lo necesitan. Pero no les facilite el descanso eterno, que es bueno que vuelvan con energías renovadas en otoño, que hay mucho que hacer.

Y si es usted funcionario andaluz, sepa que las vacaciones tienen que ser forzosamente más modestas que las de un colega suyo de otra comunidad autónoma porque, mire usted por donde, cobramos menos aquí que en otro sitio. Los cuarto por la cola somos en Andalucía, pero podemos siempre consolarnos con los extremeños que van los últimos. Por eso me hace tanta gracia la polémica de las desigualdades que nos traerá un futuro menos solidario en España. Y claro, preguntón como soy por motivos de oficio, pregunto y me pregunto: ¿y esto cómo se llama? Digo lo de la discriminación en el sueldo. Y como decía ayer mi amigo Antonio, en el tabanco, esto debe ser culpa de los catalanes, que bueno es que haya catalanes para echarle la culpa de todo. “Pues va a ser que no”, le contesté, porque por delante de ellos, en eso de los sueldos van los navarros, los cántabros, los madrileños, los vascos, y los isleños: baleares y canarios. Que un canario de titulación superior cobra casi 8.000 euros más que un andaluz. ¡Lo que son las cosas! Y para arreglar esto no hace falta esperar a reformar la Constitución.

Pero, ya digo, mejor relajarse en estos días, no entrar en muchas complicaciones, y hacer borrón y cuenta nueva en pro de nuestras fuerzas. Que hace calor, el verano se nos ha echado encima, y las fuerzas ya van muy justitas, porque si comenzamos a darle vuelta a lo de la rebaja del IRPF, en estos días que, como locos, estamos poniendo de peluquería nuestra Declaración de la Renta para presentarla en condiciones, nos sube la bilirrubina, como al cantante Juan Luis Guerra en su canción, y eso no esta bien a estas alturas del curso en la que tenemos que darnos una tregua. Porque esto va para largo y a fin de cuentas, las promesas de investidura no pasarán factura hasta las próximas elecciones, y para eso aún queda tiempo. Así que mucha calma, que nuestros políticos, para dar ejemplo, también tendrán que tomarse un descanso, que hace mucho calor para seguir discutiendo sobre nuestro bien, aunque sea a la sombra de un aire acondicionado en condiciones.

Yo seguiré acudiendo algunas tardes al tabanco. Lo haré con la fresquita que, con lo que está cayendo, ya no tiene uno el cuerpo para aguantar calores como esto. Y allí, a la sombra de la vieja parra, que se salvó de la quema en el patio trasero, con el suelo recién regado por Felipe, me tomaré con los que veraneamos en casa un copa de amontillado fresquito, lentamente, intercambiando la pausa y la palabra, sin prisas y porque, el año ha sido denso en todo, menos en lluvias, y conviene aprovechar la pausa del verano y reponer las fuerzas que escasean.

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