Estamos asisitiendo a una convulsión sin precedentes en el seno de la Unión Europea: Brexit, efectos de la política de Trump con la paralización del mayor acuerdo comercial de nuestra historia con USA, disensiones internas -como el caso de Polonia- y movimientos independentistas -como el catalán o el escocés, entre otros. Si esto no fuera poco, la debilidad -y disparidad- en la salida de la crisis, ha hecho que el Presidente de la Comisión Europea, el Sr. Juncker, haya presentado un Plan muy ambicioso.

Este Plan ha sido muy criticado. Pero creo que es la única solución. No podemos dar pasos atrás en el desarrollo de la Unión Europea -bastante va a ser la sangría del Béxit británico- y debemos ir hacia adelante. ¿Qué ha planteado el Sr. Juncker? Básicamente son seis líneas maestras:

Cardenete1. Creación de un Fondo Monetario Europeo. La crisis financiera ha puesto de manifiesto la necesidad de tener ese Fondo -más allá del Fondo de Rescate que se estableció para sostener a las economías europeas- y que sea estable. Sería una nueva institución europea con todos sus parabienes. No podemos depender de terceros para salvar nuestras crisis.

2. Seguir con la hoja de ruta de ampliación del euro. No podemos seguir conviviendo con dos Europas: la que posee el euro y la que no. Esto genera desajustes y tensiones entre los países. O se está dentro o se está fuera. El Sr. Juncker propone crear instrumentos que faciliten este acceso. Pero hay que hacerlo sin demora.

3. Tener un vicepresidente económico. Se trataría de subir de categoría al presidente del Eurogrupo. Y con competencias ejecutivas. Se trataría de un superministro de Economía.

4. No crear un presupuesto para la Unión Europea. Ha desactivado esta corriente. Sería otra estructura paralela a la propia Comisión Europea. De hecho, pide también, soterradamente, la fusión de las figuras del presidente de la Comisión y del Consejo.

5. Incrementar el número de acuerdos comerciales. Visto el fracaso del acuerdo con USA, potenciar Mercosur, China, Japón, México, Australia, Nueva Zelanda… En definitiva, seguir incrementando las posibilidades exportadoras de nuestra economía.

6. Mayor control sobre las inversiones extranjeras en sectores estratégicos. Hay que evaluar el dinero que llega y cómo se controla a las compañías europeas.

Todo esto yo lo visualizo como una oportunidad para dar un golpe de timón a la Unión Europea. Si no hacemos nada, la Unión podría morir por inanición. No podemos seguir viéndolas venir mientras el mundo está cambiando el centro geopolítico, que se desplaza del Océano Atlántico al Pacífico. Pero hay que ser francos. Los cimientos sobre los que se basa la Unión son frágiles. Se ha crecido muy rápido y, en el fondo, tenemos una UE a varias velocidades: los que están en el euro, los que no están, los que crecen mucho, los que no,… Y esto hace difícil una solución que guste a todos. De hecho, esta propuesta ha recibido una protesta enérgica por casi todos.

Y es que no debemos olvidar el origen de la Unión Europea: en el fondo, era unir países que se habían enfrentado en las dos guerras mundiales y no querían que se repitiera el episodio. La primera excusa fue una unión para la comercialización del carbón y del acero. La CECA.

Y después vino todo lo demás. En un mundo globalizado como el actual, y donde hay países y bloques comerciales que están acaparando la participación en el PIB mundial, Europa, como conjunto de países, tiene que trabajar como uno solo. Y las bases están. Lo que hay que hacer es terminar de creérnoslo.

 

Manuel Alejandro Cardenete

Catedrático de Economía

Vicerrector de Posgrado Universidad Loyola Andalucía

@macarflo