Las estadísticas de accidentalidad en mayores parecen buenas, pero cuando se tiene en cuenta el número de colisiones en relación con una estimación del número de kilómetros recorridos o el número de carnés vigentes, los datos, según los expertos, se vuelven preocupantes. Cándida Castro Ramírez, miembro del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la Universidad de Granada, explica que estas diferencias se deben a que los índices de accidentalidad empleados en las últimas décadas no son suficientemente sensibles, se basan en estimaciones subjetivas y deberían tener en cuenta la frecuencia de conducción .

A esta conclusión han llegado los investigadores durante un estudio en el que han observado que la tasa de accidentalidad del grupo de mayores de 65 años se modifica en función de la frecuencia de conducción.

Ante esta situación, los investigadores han propuesto un nuevo índice de accidentalidad con criterios más objetivos, basado en la ponderación de la frecuencia de conducción mediante la cantidad de combustible repostado. A partir del número de accidentes ocurridos en la provincia de Granada, los investigadores han calculado el índice de accidentalidad de los distintos grupos de edad. Por otro lado, para determinar la frecuencia de conducción a partir del número de litros netos de combustible repostado han contado con una muestra representativa de gasolineras granadinas, durante una semana de muestreo.

En cuanto a los datos de accidentalidad de la provincia de Granada, los investigadores aseguran que el grupo de jóvenes siempre presenta niveles más elevados y los conductores de mediana edad representan el grupo más seguro al volante. Sin embargo, los resultados más contradictorios se centran en el grupo de mayores. La tasa de accidentalidad en conductores mayores suele ser superior a la del grupo de mediana edad, aunque estos valores oscilan según el criterio. Los investigadores aseguran que el nuevo indicador propuesto resulta el más objetivo, pues para recorrer kilómetros es necesario repostar gasolina .

Por otro lado, Cándida Castro explica que las personas mayores modifican sus hábitos de conducción para compensar el déficit relativo al envejecimiento, como es evitar situaciones de riesgo, sin embargo, esto hace que se produzcan accidentes en situaciones menos comunes para otros grupos de edad . Del mismo modo, se incrementa el riesgo para los mayores en contextos menos problemáticos para otros grupos, como son las intersecciones debido al deterioro del campo visual, a la dificultad para procesar la información relativa a la distancia o a la velocidad, así como a problemas para girar la cabeza.

Conscientes de la importancia del coche en la calidad de vida de las personas, los expertos consideran que no es justo fijar una edad cronológica para dejar de conducir. Sin embargo, el envejecimiento progresivo afecta a las habilidades físicas y psíquicas necesarias para conducir con seguridad. Por ello, en palabras de la investigadora, es necesario realizar evaluaciones de las capacidades para conducir con seguridad cuando se acercan a esas edades .

La idea es proporcionar a estos conductores instrumentos que les permitan evaluar su propia ejecución al volante, en diferentes situaciones, y tomar parte activa en la decisión de cuándo deberán dejar de conducir. Para ello, los investigadores han elaborado un cuestionario que invita a la autorreflexión, adaptado a animar a los conductores mayores a seguir prácticas de conducción apropiadas a sus habilidades, al mismo tiempo que les ayuda a concienciarse para el día que dejen de conducir. La investigadora considera que el test psicotécnico convencional se ha convertido prácticamente en un negocio. De hecho, las personas conducen casi hasta cuando quieren , afirma la investigadora.

La clave está en permitir a los conductores mayores conducir el tiempo que puedan hacerlo confortablemente, y sin que ello suponga una amenaza a estos conductores o a los demás .