Nos encontramos a las puertas de un año transcendental para los andaluces. El próximo 2018 tiene que ser, además del año la consolidación real de la recuperación económica, el que confirme que esta mejoría en las cuentas macroeconómicas repercute en un mayor nivel de calidad de vida para el conjunto de la ciudadanía. Para ello, tenemos que actuar, directamente y con contundencia, sobre el origen del problema: la precariedad del mercado laboral andaluz.

Los duros años de crisis, así como una pésima gestión del proceso de salida de la misma, han conllevado un masivo empobrecimiento de la población andaluza, inadmisible no solo desde el punto de vista de la cohesión social, sino también con unos enormes efectos negativos si lo analizamos desde un punto de vista estrictamente economicista. Cualquier economista puede confirmar que un modelo económico que tiene que convivir con más de un millón de parados o con una tasa de riesgo de pobreza y exclusión social de más del 40% está, inevitablemente, condenado al fracaso en el medio y largo plazo.

carmen CastillaSegún las últimas cifras, nuestra tasa de paro supera el 25% y 95 de cada 100 contratos firmados son temporales. La precariedad tiene su consecuencia más dramática en la siniestralidad. En los tres primeros trimestres del año, 88 andaluces han muerto trabajando, un 30% más que a estas alturas de 2016. En paralelo, la cobertura de las prestaciones por desempleo cada vez es menor, el 40% de los parados las han agotado y el poder adquisitivo de los pensionistas no deja de cotizar a la baja.

Pero no queremos ser pesimistas de cara al nuevo año porque no es momento para ello, sino para ponerse a trabajar, de manera positiva, en una serie de cuestiones que, aunque puntuales, tendrían un enorme efecto de cara a ese objetivo transversal que citamos antes: mejorar la calidad de vida del conjunto de la ciudadanía andaluza.

En primer lugar, tenemos que dotarnos de un Modelo de Financiación Autonómica y de unos Presupuestos justos, que salden la deuda histórica con Andalucía y que propicien la cohesión social y territorial. Este nuevo marco autonómico resulta clave para avanzar en un objetivo aún mayor: la ansiada reforma del modelo productivo andaluz.

En 2018 hay que continuar apostando, aún más si cabe, por la industrialización de nuestra tierra, por dotarnos de un sector secundario fuerte, moderno, innovador, generador de empleo de calidad y compatible con el resto de actividades económicas que, a lo largo de nuestra historia, más han aportado al desarrollo socioeconómico de Andalucía. En este apartado queremos destacar al conjunto del sector agrícola, haciendo especial hincapié en la agroindustria, la construcción residencial sostenible, tan importante además para avanzar en el derecho a la vivienda recogido en nuestro Estatuto de Autonomía, o el turismo ambientalmente responsable.

Como no puede ser de otra forma, nuestra condición de sindicato de clase, así como nuestra responsabilidad como agente social más representativo, nos obliga a dedicar un apartado de este artículo al mercado laboral. Estamos convencidos de que toda actuación positiva sobre el mismo tiene un importante efecto rebote en la mejora de los principales indicadores propios de la macroeconomía.

Si se nos pregunta por cómo queremos que sea el próximo año la respuesta es bastante sencilla. 2018 tiene que ser el año, de los trabajadores, el del fin de los injustificados despidos, el del incremento salarial, el de la derogación de las dos últimas reformas laborales, el de revalorización de la negociación colectiva, el de la igualdad de oportunidades y el de la erradicación de la siniestralidad laboral. Es decir, 2018 tiene que ser el fin de la precariedad y el de la dignificación de los trabajadores.

Nos tacharán de utópicos o de ser excesivamente ambiciosos, pero nada más lejos de la realidad. Todas y cada una de las exigencias, que en materia sociolaboral y económica llevamos a cabo desde nuestro sindicato, son perfectamente realizables en los próximos doce meses. Solo se necesita de una firme voluntad política y de ganas de querer trabajar en las mimas de forma consensuada. La UGT Andalucía tiene claro su compromiso, es el momento de que nuestros dirigentes y el resto de agentes sociales y económicos también lo demuestren.

 

Carmen Castilla

Secretaria General de UGT-A

@mc_castilla

 

Artículo incluido en el Anuario empresarial y económico de Agenda de la Empresa. Enero 2018