Hace ya una década que un grupo de autónomos andaluces, conscientes de las necesidades que el colectivo tenía y de las demandas que planteaba, fundó la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos de Andalucía, UPTA Andalucía. En su origen, la intención de lograr que los trabajadores por cuenta propia obtuvieran un reconocimiento real, por parte de todos los estamentos económicos, administrativos y laborales, fue el motor de arranque de un empeño que, con el paso del tiempo, va premiando con resultados aquella difícil tarea.

En aquellos momentos, había un largo camino por recorrer, tanto en cuestiones legales como sociales: a la falta de una ley que regulara jurídicamente el estatus de los trabajadores por cuenta propia, se unía el retraso en prestaciones sociales en comparación con los trabajadores adscritos al Régimen General. Ser autónomo era más una acepción social que una situación legal-laboral: ¿por qué era alguien autónomo? Pues porque pagaba el ‘sello’, poco más o menos; no había una definición estricta, unas líneas que acotaran el ámbito de quién era qué.

Poco a poco, con el trabajo callado de muchos y la ilusión de estar forjando un gran proyecto, se fueron consiguiendo importantes avances, tanto a nivel nacional como a nivel autonómico. La promulgación del Estatuto del Trabajo Autónomo en 2007, punto de inflexión en lo que a reconocimiento legal de nuestra situación y en derechos se refiere, se completará en los próximos meses en Andalucía, cuando la Ley Andaluza del Trabajo Autónomo vea la luz; una Ley, por cierto, con cuyo anteproyecto no estamos de acuerdo en absoluto, puesto que parte de la base de redactar un texto sin consultar previamente a los afectados, nuestro colectivo.

El Estatuto, como ya he indicado antes, marca un antes y un después en lo que a nuestro colectivo se refiere; frente a la promulgación, en 1980, del Estatuto de los Trabajadores, tuvimos que esperar más de un cuarto de siglo para encontrar un articulado que hablase de nosotros, que fuera hecho por y para nosotros. Y ahí empezamos a entender el significado de algunas expresiones, como ‘baja laboral’, ‘vacaciones’, ‘prestación por cese de actividad’… términos y palabras que nos sonaban a un mundo lejano, y que poco a poco empiezan a formar parte de nuestro vocabulario laboral. Ojo, no nos engañemos: el Estatuto ni ha sido ni puede ser la panacea que resuelva todos nuestros males…pero no es más cierto que sin él, nuestra situación sería mucho peor. Ahora, por ley, las administraciones públicas deberán fomentar políticas de empleo y desarrollo de nuestro colectivo, iniciativas que antes dependían de la voluntad del gobernante que estuviera en ese momento.
Accesoriamente, hace escasas fechas se ha publicado el dictamen de la Comisión creada para definir la representatividad de las asociaciones en el Consejo Nacional del Trabajo Autónomo, donde UPTA ha obtenido la máxima puntuación, y habiendo sido considerada, por ello, de manera oficial como la organización más representativa de los trabajadores por cuenta propia. En esa línea, UPTA Andalucía ha puesto su granito de arena para conseguirlo, y sigue trabajando para conseguir la misma consideración cuando se cree dicho Consejo a nivel autonómico. Consideración, por cierto, que ha sido criticada por otras organizaciones de autónomos, que tras aceptar los requisitos estipulados por el Ministerio de Trabajo, los cuestionan cuando los resultados no han sido los que esperaban.

El acto central de la conmemoración de este feliz aniversario tuvo lugar en Sevilla, el pasado 8 de junio, donde ante un auditorio de más de 500 personas, dimos la bienvenida al Director General de Trabajo Autónomo del Ministerio de Trabajo, Juan José Barrera; en representación de la Junta de Andalucía, al Viceconsejero de Empleo, Justo Mañas; por parte de UPTA España, a nuestro secretario general Sebastián Reyna, y en nombre de UGT-Andalucía, a su secretario general, Manuel Pastrana.

Todos ellos coincidieron en la importancia de que exista una organización fuerte de autónomos, que pueda canalizar las todavía numerosas demandas del colectivo, respecto a las condiciones de ejercicio de su actividad económica y o profesional. Se incidió en la necesidad del acceso rápido a la financiación, de una apuesta por agilizar la Ley de Morosidad (que permitiría a muchos autónomos cobrar las deudas con los organismos públicos y proveedores), y de que se articulen verdaderas políticas de apoyo al sector, tan importante en España, en general y en Andalucía, en particular.

No ha sido un paseo llegar hasta aquí; han sido muchos momentos de desesperanza, de lucha, de negociación… momentos en los que no se veía la luz al final del túnel, en los que lo que nos pedía el cuerpo era abandonarlo todo; pero en esos momentos, el ver el compromiso de nuestros trabajadores, el apoyo decidido de pequeñas asociaciones de autónomos, y del trabajador por cuenta propia en general, que nos decía que éramos necesarios, nos hizo más fuertes y nos afirmó en nuestra creencia de que el momento había llegado: era la hora de que los autónomos dijéramos “estamos aquí y queremos esto”.

Con la satisfacción de haber logrado muchas cosas, y la esperanza de conseguir muchas más en nuestra lucha por el trabajo autónomo, en UPTA Andalucía fijamos la mirada en el futuro, y seguimos en la brecha para poder decir, dentro de otros diez años, que se trabajó mucho, y que valió la pena.