Durante muchos años, los autónomos nos hemos quejado, y no sin falta de razón, del abandono al que estábamos sometidos tanto por las administraciones públicas como por otros interlocutores sociales; las primeras no valoraban nuestra decisiva influencia en la economía española, y los segundos no nos reconocían como tales, quizás por miedo a perder terreno en la reivindicación de derechos de los trabajadores, aunque fuesen por cuenta propia. En común, y como fondo del problema, se hallaba un gran desconocimiento de nuestro colectivo, quizás también influido por nuestra poca propensión a unirnos y reivindicarnos.

Sin duda, y lo diremos siempre, el Estatuto del Trabajo Autónomo promulgado en 2007 supuso un punto de inflexión que hizo saliéramos a la luz en muchos aspectos, empezando sin duda por el de los derechos como parte del sistema productivo. Pero es también cierto, y lógico, que las sensaciones e ideas preconcebidas no cambiasen de un día para otro: estos tres años largos están suponiendo una lucha constante por ocupar el espacio que, aunque en el papel ya se nos reconoce, en la realidad diaria sigue distando mucho de lo que demandamos y merecemos.

Sin embargo, los últimos meses han supuesto una luz al final del túnel que significaba para nosotros el ‘estar pero no estar’. En base a los avances que visualizamos por parte de las distintas administraciones públicas, podemos hablar de nuevos tiempos, siempre desde la prudencia que, como autónomos, nos dicta la propia experiencia. Pero esta experiencia, no siempre positiva, no ha de impedirnos ver que, de manera comprometida, nuestros gobernantes (nuestros políticos, ya que la oposición también lo ha hecho) están avanzando, sobre todo al hacer una cosa muy sencilla, de Pero Grullo, pero que antes no se hacía: preguntarnos.
Sí, seguro que muchos de ustedes se sorprenden de la aparente nimiedad de ese hecho; pero ha supuesto el que, por fin, seamos los propios autónomos los que opinemos sobre lo que queremos, lo que nos pasa, lo que necesitamos…hasta hace bien poco, se nos había tratado como a niños pequeños, gobernando para nosotros pero sin nosotros. Eso, además de una injusticia, es en mi opinión un error de considerables dimensiones, puesto que minusvaloraba a un sector que, no lo olvidemos nunca, supone un 70% del tejido industrial en nuestro país.

Durante las últimas semanas, las principales organizaciones de autónomos a nivel andaluz hemos sido recibidos por los partidos políticos con representación en el Parlamento de nuestra comunidad, y de las mismas hemos extraído una conclusión común: todos han entendido la importancia de, no sólo hacer una ley andaluza para autónomos, sino también que es fundamental que la misma cuente con nuestras ideas y propuestas, ya que somos los implicados y afectados por la misma; de hecho, nuestra queja principal al anteproyecto que se prepara en el Parlamento se basa precisamente en esa errónea actitud (parece que ahora felizmente superada) de ejercer un despotismo ilustrado con los trabajadores por cuenta propia: todo para el autónomo, pero sin el autónomo.

Así pues, el cambio de rumbo que significa la decisión, transmitida por la dirección regional del Partido Socialista, de crear una comisión especial donde se sienten organizaciones de autónomos y partidos políticos, no puede ser por menos que apoyada y aplaudida por UPTA Andalucía, en el entendimiento de que estamos en la senda correcta. No esperamos, ni mucho menos, que sea la varita mágica que saque a nuestro colectivo de la grave situación que atraviesa, pero estamos seguros de que es un punto de inflexión respecto al comportamiento anterior, y a la vez un punto de partida para lograr dinamizar al colectivo.
De igual modo, las declaraciones de los dirigentes populares andaluces (en justicia, los que primero dieron un cambio de rumbo, y refrendadas por el hecho de haber celebrado una convención sobre autónomos hace escasas fechas) se encaminan a ponernos en primera línea de atención y actuación para mejorar las cosas.

Sólo nos queda esperar que todas estas buenas intenciones no sean flor de un día electoral, sino que haya calado definitivamente el mensaje que desde las organizaciones de autónomos estamos lanzando.

De igual manera que, cuando ha tocado, hemos sido duros y críticos con las decisiones de la administración andaluza en particular y con los partidos en general, creemos que ahora nuestros políticos se merecen un voto de confianza para orientar, con nuestra irrenunciable presencia, el futuro de un colectivo fundamental en la vida diaria de nuestras ciudades y pueblos, de nuestra tierra.