CaixaBank obtuvo en el primer trimestre de 2018 un beneficio atribuido de 704 millones (+74,7% respecto al mismo periodo de 2017), una mejora impulsada por “la fortaleza de los ingresos core, la reducción de las dotaciones a provisiones y los mayores ingresos de participadas”.

Además, los gastos de administración y amortización recurrentes crecieron un 5,4% (1,8% sin incorporar la base de costes de BPI), a un ritmo inferior al de los ingresos core (margen de intereses, comisiones e ingresos del negocio de seguros), que alcanzaron los 2.008 millones (+6,5%, +3,7% sin incorporar BPI). El margen bruto aumentó un 19,5%, hasta los 2.262 millones.

La contribución a resultados del negocio de BPI ascendió a 40 millones (22 millones en febrero y marzo de 2017). Si se tiene en cuenta la aportación de las participadas de BPI, la contribución total del banco portugués asciende a 169 millones.

La rentabilidad de la entidad mejoró hasta el 9,8% -en línea con el objetivo del Plan Estratégico para 2018 del 9%-11%-, mientras que el ROTE recurrente del negocio bancario y asegurador alcanzó el 12%, con un resultado de 520 millones.

Por su parte, el margen de intereses del primer trimestre se elevó a 1.203 millones (+4,3% respecto al primer trimestre del 2017) impactado por la incorporación de BPI en febrero de 2017, que aporta un 2,1% del crecimiento.

La ratio de morosidad se redujo hasta el 5,8% (6,0% en diciembre de 2017 y 6,7% en marzo de 2017) y los saldos dudosos bajaron hasta los 13.695 millones (-610 y -2.440 millones en el trimestre y en los doce últimos meses, respectivamente).

La ratio de cobertura aumentó hasta el 55% (+5 puntos porcentuales en el trimestre, entre otros, tras la implantación de IFRS9 y el registro de provisiones para riesgo de crédito de 758 millones).