El arraigo de la Economía Social y el cooperativismo en Andalucía viene de largo. Hablamos de un sector que ha ido creciendo y consolidándose como parte fundamental del tejido productivo andaluz hasta representar el 11% del PIB. Los datos del primer trimestre del año corroboran estas ideas: el 20% de las empresas de Economía Social en España están en Andalucía, dando empleo directo a más de 79.000 personas en nuestra Comunidad (un 9,8% más que en el último trimestre de 2017).
Las cooperativas son las empresas que conforman la esencia de la Economía Social, un sector que factura 14.000 millones de euros y que crea más de 66.200 empleos, un 11% más que en el trimestre anterior. Sin duda, estas empresas han facilitado la vertebración de nuestro territorio, la creación de empleo estable y de calidad, así como un reparto de riqueza más justo y sostenible. Ahora es el momento de asumir grandes retos y relanzar un modelo empresarial tan necesario para el desarrollo de nuestra tierra, un modelo que España, Europa y el resto del mundo están potenciando como antídoto a la crisis económica y de valores que vivimos. Nuestras prioridades pasan por promover instrumentos básicos que impulsen el desarrollo del sector. Esto supone dotar a las organizaciones de la Economía Social de una estructura que mejore la interlocución con los poderes públicos, la sociedad y el mercado en aras de fomentar la generación de sinergias. Es esencial fortalecer y posicionar a la Economía Social como un interlocutor visible y principal ante las instituciones y la sociedad civil, fomentando y consolidando el diálogo social; así como el asociacionismo empresarial, y sus estructuras organizativas.
Otra de nuestras demandas pasar por el reconocimiento como agente social de pleno derecho, participando en el diálogo social con el objetivo de presentar propuestas y acciones que redunden en beneficio de la economía y de la ciudadanía. La actual situación demanda una concertación social que induzca a una mayor corresponsabilidad de todos los sectores sociales y económicos en una misma línea de trabajo y actuación que permita atajar los problemas de la sociedad andaluza.
Esta amplia interlocución precisa de la Economía Social, un modelo empresarial que ha demostrado su capacidad de mantener y generar el empleo en momentos de crisis, y que es ejemplo de democracia, participación y solidaridad. Las empresas de Economía Social, con las cooperativas al frente, redistribuyen la riqueza, cohesionan el territorio y no deslocalizan la producción. Como hemos reiterado en diversas ocasiones, nuestro sector es parte de la solución al problema, aunque, evidentemente, se le debe otorgar una participación activa en todos los procesos de interlocución social que se desarrollen, facilitando con ello el tránsito desde este periodo crítico a uno de bonanza en el que prime la innovación, el aumento de la productividad, la responsabilidad social, la sostenibilidad, el ahorro energético, la formación y la igualdad.
La tercera de nuestras reivindicaciones pasa por la cooperación en el sentido más amplio. Tenemos el gran reto de generar alianzas público-privadas para el desarrollo de una estrategia que pasa por la innovación y el desarrollo empresarial de nuestro sector. Es importante fomentar la creación y consolidación de empresas ligadas a proyectos estratégicos en sectores emergentes y generadores de empleo, entre los que se podrían destacar los de carácter cultural, energético, social, medioambiental, turismo sostenible, dependencia, prestaciones sociales y rehabilitación y adaptación de viviendas, entre otros. Demandamos la apertura de nuevas vías para fortalecer la economía andaluza apoyándose en los principios, los valores y las empresas de economía social. Los datos nos avalan. Nuestro objetivo es reforzar la economía andaluza y seguir construyendo una economía más volcada en las personas.
Luis Miguel Jurado | Presidente de FAECTA