Los orígenes de la Inteligencia Artificial (IA) tienen como referente al teólogo mallorquín Ramón Llul. Ya en el año 1315 se publica su Ars Magna, obra en la que plantea una tesis sobre el razonamiento automático desarrollando de forma teórica una máquina lógica capaz de validar argumentos. El artilugio llamado Ars Generalis Ultima se basaba en la definición de una serie de ideas simples o raíces que se catalogaban en tipos vinculadas a la doctrina católica. Combinando estas ideas raíces, se podría obtener el conocimiento científico.

El Ars Magna era un autómata muy rudimentario, concretamente un autómata finito, que se considera el primer intento de utilización de medios lógicos para producir conocimiento. Se trató de una primera implementación de sistemas relacionados con la Inteligencia Artificial y, por tanto, de la búsqueda de una máquina que fuese capaz de aprender y pensar.

En la historia del desarrollo de la IA se encuentran filósofos-matemáticos famosos como Descartes, Leibniz o Hobbes, que dieron paso a la matemática lógica, base sobre la que Turing desarrolló su concepto de “máquina pensante”.

Con la aparición de los primeros computadores, la posibilidad de hacerlo se hizo más cercana y John McCarthy acuña el término en 1956. En los ochenta hay un boom con los denominados “sistemas expertos” que se basaban en las “redes neuronales” con capacidad de aprender e inferir. Pero es en el siglo XXI cuando su aplicación a múltiples sectores está siendo una realidad palpable y extendida, todo ello gracias a la potencia de los procesadores actuales.

Como toda tecnología habilitadora, la IA permea a toda la actividad humana, dado que imita en muchos aspectos al razonamiento humano y, por tanto, es aplicable a prácticamente todo lo que hacemos en nuestra actividad diaria. Por tanto, esto la convierte en una potente herramienta para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas.

Los ODS son el marco perfecto para potenciar el compromiso cívico, mejorar la participación ciudadana y maximizar el impacto social en las ciudades. Para ello, es necesario adaptarla a las metas globales que plantean las diferentes realidades locales, midiendo los logros por el sistema de indicadores de forma que podamos entender qué iniciativas promover o eliminar.

Naciones Unidas y la Inteligencia Artificial. La preocupación de Naciones Unidas de aprovechar tecnologías en general, y la IA en particular, ha merecido su interés provocando reuniones de varios sectores con la participación de altos funcionarios de la ONU. La IA puede beneficiar las vidas de muchas personas con usos en la seguridad alimentaria, gestión de residuos o para ayudar a las economías locales a crecer a través del acceso a nuevos mercados.

“La buena noticia acerca de la IA y la automatización es que consiguen más resultados con menos recursos. Así que, si somos inteligentes y nos enfocamos en los aspectos positivos, podríamos ayudar a distribuir eficazmente los recursos existentes en el planeta como son los alimentos y la energía”, según declaraciones de Naciones Unidas.

El esfuerzo se centra en la creación de máquinas verdaderamente inteligentes y adaptativas, como lo son los organismos vivos, para que se preocupen por el entorno, entendiendo qué consecuencias pueden acarrear sus actos, mejorando el planeta en múltiples aspectos.

Otro aspecto en el que la IA es de importancia capital es acabar con la brecha digital entre los países de bajos y de altos recursos, equiparando el acceso a los beneficios de las herramientas tecnológicas.

Unión Internacional de Telecomunicaciones. En la reciente cumbre celebrada en Ginebra de la UIT, se ha tratado en profundidad cómo la IA puede ayudar a la consecución de los ODS.  Mediante un equipo de innovación constituida en el seno de la UIT, se ha demostrado el potencial de IA para mapear la pobreza y la ayuda para evitar los efectos nocivos de los desastres naturales mediante la interpretación y análisis de imágenes satelitales.

También se vio cómo la IA podría aportar nuevos servicios centrados en los ciudadanos para las Smart Cities y las nuevas oportunidades de que la IA ayude a alcanzar la Cobertura Universal de Salud, y ayudar a lograr mayor transparencia mediante la implantación de algoritmos de IA.

Los equipos propusieron estrategias disruptivas basadas en IA que se pueden implantar en el corto plazo, guiadas por una red de expertos mentores que representan al gobierno, la industria, el mundo académico y la sociedad civil.

Las estrategias fueron evaluadas por los mentores teniendo en cuenta con su viabilidad y escalabilidad, su potencial para abordar desafíos verdaderamente globales, el grado de apoyo a la promoción y la aplicabilidad a carencias del mercado, más allá del alcance del gobierno y la industria.

Este ejercicio ha permitido conectar a innovadores de la IA con los responsables de la toma de decisión del sector público y privado, creando una colaboración que puede derivar en estrategias muy prometedoras.

Ejemplo. Uno de los ejemplos de uso de la IA para el seguimiento de los ODS lo ha puesto en operación la empresa española Citibeats, que ha desarrollado una plataforma de analítica avanzada basada en Inteligencia Artificial, surgida de su matriz Social Coin. 

Citibeats ha lanzado un observatorio de impacto local que permite a las ciudades entender en profundidad las problemáticas locales para que gobiernos y organizaciones puedan adaptar los retos globales de los ODS a sus propias realidades.

De momento, ha lanzado algunas iniciativas como las siguientes:

  • Junto a MK Smart ha creado un observatorio alrededor del ODS 11 “Ciudades y Comunidades Sostenibles” para descubrir las prioridades sociales de las Ciudades Inteligentes.
  • En Cataluña, de la mano de la Generalitat, lanzó otra iniciativa sobre el imprescindible ODS 4, “Educación de Calidad”, para identificar los programas STEM con más impacto y a los agentes más influyentes.
  • Para Sant Cugat del Vallès, junto con la consultora Doxa, trataron el ODS 9 “Industria, Innovación e Infraestructura”, con el objetivo de entender qué necesitan y demandan las personas sobre estas temáticas.

Conclusión. La Inteligencia Artificial es una realidad disponible ya para nuestros hogares y para la industria. Su penetración es imparable; se trata de una herramienta indispensable para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, como lo avala Naciones Unidas, especialmente desde la UIT.

 

Adolfo Borrero

Responsable del área de territorios inteligentes de la Comisión de Sociedad

 

Digital de CEOE y vicepresidente de AMETIC

 

Artículo incluido en el especial sobre IA incluido en el número de octubre de la revista Agenda de la Empresa