La compañía inmobiliaria Martinsa-Fadesa decidió anoche suspender pagos con la presentación de un concurso voluntario de acreedores ante la imposibilidad de poder hacer frente a sus créditos, que en conjunto suman 5.100 millones de euros. La crisis inmobiliaria se cobra así su primera gran víctima, una de las sociedades más relevantes del sector. La suspensión de pagos, la mayor de la historia de España, pretende, según la compañía, "garantizar la continuidad de su proyecto empresarial, procediendo al saneamiento y a la reorganización de la compañía a través de los instrumentos de la ley concursal".

Las dificultades de la compañía provienen de la no consecución de un crédito de 150 millones de euros que le obligaba a suscribir el contrato de refinanciación de deuda que acordó con 45 entidades financieras en mayo. La no consecución del préstamo después de ochos meses de intensa negociación con la ICO y la negativa del sindicato bancario a retrasar el plazo previsto en el plan de negocios para conseguir financiación adicional suponía la suspensión de dicha refinanciación de la deuda de 5.100 millones que actualmente soporta la empresa.

La inmobiliaria ha asegurado que con esta medida intentará "el saneamiento y reorganización de la compañía a través de los instrumentos de la Ley Concursal" para lo cual reestructurará su actividad y venderá activos. Asimismo, ha explicado que ha adoptado esta solución "como mejor modo de evitar un empeoramiento de la situación de crisis que pudiera devenir irreversible y repercutir gravemente en sus acreedores y en los intereses de sus accionistas".

La sociedad señala que, bajo la supervisión concursal, concentrará a partir de ahora su actividad, tanto en aquellas actuaciones que supongan la generación de ingresos (venta de activos y gestión del suelo), como en las que permitan una reestructuración "para acomodarse a las nuevas exigencias del mercado y poder así relanzar su proyecto".