El Panel de Funcas ha incluido por primera vez previsiones para 2020, año en el que la economía española crecerá el 1,9%, tres décimas menos que en 2019. La previsión para este año se mantiene en el 2,2%, con un perfil trimestral estable con tasas del 0,5% en los cuatro trimestres, sin cambios respecto al anterior Panel. En ambos ejercicios, la tasa media de crecimiento esperada por los panelistas sigue estando por encima de la previsión para la zona euro.

El menor crecimiento del próximo año responderá “principalmente” al debilitamiento de la aportación de la demanda nacional, a su vez explicado por la moderación del consumo privado y la formación bruta de capital fijo, que crecerían dos y cinco décimas menos que en 2019, respectivamente. La aportación del sector exterior será “menos negativa” que la prevista para este año.

La tasa media anual de inflación será este año del 1,4%, una décima menos de lo estimado en el anterior Panel. Para 2020 se espera una tasa media del 1,5%, si bien destacan las diferencias entre las previsiones de los panelistas, con una mínima del 1,1% y la máxima del 2%. Las tasas interanuales esperadas para diciembre de 2019 y de 2020 son del 1,6% y el 1,5%, respectivamente.

La tasa de paro seguirá a la baja aunque a menor ritmo. Este año quedará en el 13,9% y el próximo, en el 12,8%. En términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, el crecimiento será del 1,9% en 2019, mientras que el próximo año se ralentizará hasta el 1,6%, lo que equivale a la creación de 367.000 y 315.000 empleos netos en 2019 y 2020, respectivamente.

En cuanto al déficit de las Administraciones Públicas, los panelistas esperan una reducción aunque no será suficiente para cumplir los objetivos. En 2019 alcanzaría el 2,3% del PIB, lo que supone una décima más respecto a la anterior previsión, y para 2020 se espera un resultado del 2%.

El entorno externo continúa deteriorándose por las tensiones comerciales, la desaceleración acusada de China y las turbulencias financieras en algunos mercados emergentes. Además, “ahora se suma la sorpresa de la economía europea, en fase de debilitamiento desde mediados de 2018, sin síntomas claros de recuperación”.

En un contexto de ausencia de presiones inflacionistas y de débil crecimiento, el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido aplazar el proceso de normalización de la política monetaria. En consecuencia, el principal tipo de referencia no aumentaría antes de final de año y la política de reinversión en títulos de deuda pública se prolongaría, al menos hasta que no suban los tipos.