Andalucía ocupa el tercer puesto en la implantación de la factura electrónica en España, tanto en porcentaje de empresas usuarias como en número de documentos tramitados. Según el Estudio sobre Implantación de la Factura Electrónica en España 2017-2018 realizado por SERES, el 9,84% de las empresas emisoras y el 9% de las receptoras son andaluzas.

Además, este grupo emitió el 9,41% de los documentos y recibió el 8,65%. Por provincias, las empresas más activas fueron las de Granada, que fueron también las que gestionaron un mayor número de facturas electrónicas.

Según el estudio, 2018 fue un año con crecimiento y consolidación de la factura electrónica en España con un total de a 181.884.086 documentos, un 14,92% más que en 2017. Del total, 147.953.331 documentos corresponden a transacciones entre empresas (B2B), 22.292.891 a operaciones entre empresas y las administraciones públicas (B2G) y 11.637.864 a ventas de empresas a particulares (B2C).

Un año más, Andalucía se consolida como una de las grandes comunidades autónomas impulsoras de la factura electrónica. Un hecho decisivo para la modernización económica y para la transformación digital de sus empresas, ya que la factura es el documento más importante de un negocio.

A pesar de que los datos muestran la progresiva implantación de la factura electrónica, todavía son muchas más las empresas andaluzas que siguen utilizando el papel que las que se han decantado por el formato digital. Las barreras de entrada son múltiples y la gran mayoría de ellas poco objetivas. Migrar a la factura electrónica ni es caro, ni es complicado, ni es inseguro.

Al contrario, reduce costes, simplifica procesos, porque los automatiza, evita errores y mejora exponencialmente la seguridad que ofrece el papel. Además, evita retrasos en los pagos y mejora la capacidad de las empresas para acceder a la financiación.

Todavía son muchas las empresas que se resisten a la incorporación de la e-factura debido a dos factores claves. El primer factor tiene que ver con la esencia del negocio: la factura es el documento más preciado y algunas empresas se resisten a dejarlo en manos de un tercero, tanto por mantener su privacidad como su seguridad. Tabúes que no se corresponden con la realidad, porque los sistemas garantizan la confidencialidad y son infinitamente más seguros que los que utilizan el papel. El segundo reside en la desinformación y confusión que ha rodeado el mundo de la factura electrónica. Todavía son muchos los empresarios que piensan que su adopción no solo exige importantes inversiones y equipos humamos especializados.

La incursión de los denominados operadores de factura electrónica, como SERES, aseguran ir de lo más sencillo a lo más avanzado según el ritmo de la empresa y de sus clientes… ahorrando costes progresivamente y obteniendo mejoras en su proceso de seguimiento y financiación de facturas.

Para ello, desde SERES proponemos a las empresas que, dentro de su transformación digital, dejen de imprimir y enviar postalmente las facturas que emiten en papel y aprovechen la factura electrónica para: identificar y enviar a cada cliente la factura como la quiera él, puesto que muchas veces no se sabe si un cliente ya recibe facturas electrónicas o le solicita trabajar con una tecnología muy concreta; para tener más trazabilidad del estado con la factura electrónica, lo que permite reducir los retrasos en el pago, etc.; y tener la posibilidad de acceder al adelanto de las facturas.

Todo ello apoyándose en un tercero de confianza que se adaptará en cada caso y dará un servicio completo para la casuística de cada empresa.

Alberto Redondo Correas

Marketing Manager Iberia & LATAM de SERES

 

Artículo incluido en el especial sobre Administración Pública digital del número de marzo de la revista Agenda de la Empresa