El presidente de la Confederación de Empresarios de Sevilla (CES), Antonio Galadí, se reunió ayer con el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, y varios representantes municipales para tratar sobre el estado de las obras de peatonalización en el centro histórico y las dificultades que están originando y que están teniendo no pocas consecuencias económicas en el tejido productivo de la ciudad, En la reunión, el alcalde accedió a estudiar una posible apertura al tráfico de la calle Granada, que une la Plaza de San Francisco y Plaza Nueva, según dijo Galadí. También afirmó que la actitud del equipo de Gobierno había sido «positiva», ya que «ellos son conscientes de que Sevilla tiene en estos momentos un problema muy grave con la situación del tráfico». Así, la CES ha invitado a Sánchez Monteseirín a acudir a la próxima reunión de la Comisión de Ordenación Comercial y Tráfico, mientras que el alcalde emplazó a los empresarios a una reunión semanal con el Ayuntamiento -los lunes a las doce del mediodía en la sede de Emasesa- en la que se analizarán todas las propuestas.

El presidente de la CES explicó que el «miedo» del Ayuntamiento es que por la calle Granada «vuelvan a pasar vehículos privados», ya que los peatones y los automóviles «son de difícil conciliación». Añadió que las obras del Metrocentro estarán listas para la Semana Santa de 2007, e incluso antes, «por la sencilla razón de que las cofradías deben pasar por ahí».

Entre las alternativas que la CES planteó ayer al alcalde se encuentra la recuperación con carácter excepcional de las calles O´Donnell y Barcelona para el tráfico lo que el Ayuntamiento tachó de «imposible». El Ayuntamiento, no obstante, sí estudiará otras propuestas como la creación de un carril contrario para acceder a Monsalves a través de Pedro del Toro, la implantación de microbuses por la zona de la Alfalfa o el establecimiento de una parada de taxis en Plaza Nueva.

Galadí dejó claro que una línea subterránea de Metro es la única solución y no quiso abundar en las pérdidas de los negocios de la zona, aludiendo a un posible beneficio en el futuro, ya que «si todas estas obras que tan molestas son, sirven para mejorar mañana y construir una Sevilla del futuro, bienvenidas sean». «Lo malo -siguió- es que en el camino hacia ese futuro, se quede más de un negocio».