Quinto concierto de abono de la ROSS

Pianos: Tatiana Postnikova y Natalia Kucháeva

Director: Daniel Smith

Obras de Ravel, Saint-Saëns, Debussy y Bizet

“No estoy hecho para las sinfonías, necesito el teatro, no soy capaz de hacer nada sin él”.

(Georges Bizet)

En Le tombeau de Couperin, que abría el 5º concierto de abono de la ROSS, Ravel rinde homenaje a su antecesor en un título que deriva de una antigua costumbre francesa: la de reunir un cierto número de piezas escritas en memoria de un artista, formando la colección una especie de corona musical. A continuación, Daniel Smith nos sorprendió gratamente (se trata de una obra raramente programada) con el Carnaval de los animales,  una broma privada compuesta por Saint-Saëns para sus amigos y cuya difusión prohibió. Se trata de una pieza humorística para once instrumentistas compuesta para sus amigos y cuya difusión prohibió. El bello texto de Francis Blanche ‘dio vida’ a este Carnaval que con honores de estreno se erigió en triunfador de la velada y del que sobresale El cisne, una pieza idolatrada por los coreógrafos y los amantes del ballet. Y, para completar tan atractivo programa, nada mejor que Debussy, con su Pequeña suite, envuelta en esa atmósfera velada que irradia de un músico aún ‘impopular’, al que bien podría aplicársele la reflexión de Ortega y Gasset: “La nueva música y, sobre todo, la que es nueva en más hondo sentido, la nueva música francesa, carece de popularidad”. Cerró la interesante sesión la juvenil y popular Sinfonía nº 1 en do mayor de Bizet, una obra que anuncia escenarios exóticos.

El director australiano Daniel Smith muestra un currículo extraordinario: Primer Premio Golden Baton, Segundo Premio en el Concurso Internacional de Dirección ‘Georg Solti’… al que se suman numerosos reconocimientos de carácter internacional-  Smith supo encauzar este repertorio ‘francés’ por la senda de un timbre cautivador y un sonido realmente subyugante, adornados ambos con los mil y un claroscuros que hacen de la, llamémosla,  ‘música francesa’, uno de los terrenos más novedosos aunque ‘resbaladizos’ desde el punto el punto de vista de la sonoridad y el timbre, siempre exigentes en este terreno.

MFR

NOTA: Me permito aclarar (con ánimo exclusivamente pedagógico) que el atractivo titular (¡Vive la France!) otorgado a este quinyo concierto de abono de la ROSS debería suprimir el signo de admiración inicial, tal como sucede en inglés, norma que rige asimismo para el signo de interrogación, que sólo debe aparecer al final del comentario.