La patronal asegura que la excepcional situación del empleo hace necesarias nuevas medidas, y pide que se instrumenten a través del diálogo social
– Los resultados de la EPA del segundo trimestre muestran un mercado laboral que acusa de forma intensa los efectos negativos de la crisis del Covid-19. En una situación histórica de caída de la actividad, el empleo inevitablemente se ha deteriorado. La diferencia respecto al pasado es que la economía española es capaz de crear más empleo en las épocas expansivas y aguanta mejor la ocupación en periodos de recesión como consecuencia de las posibilidades de adaptación existentes en el actual marco laboral en materia de flexibilidad interna.
No obstante, la intensidad de la crisis está siendo de tal magnitud, que no solo han de mantenerse en el tiempo las medidas ya adoptadas, sino que parece fundamental intensificar las medidas de apoyo al mercado laboral que aporten adaptabilidad, seguridad jurídica y confianza a las empresas y a los inversores, instrumentadas a través del diálogo social, en una situación tan excepcional como la que estamos viviendo en estos momentos.
El número de ocupados ha disminuido en 1.074.000 personas en el segundo trimestre, lo que supone una caída sin precedentes, derivada de las restricciones de movilidad y la paralización parcial o total de muchas actividades económicas durante el periodo de confinamiento.
Las cifras de ocupados incluyen también los trabajadores afectados por ERTE. Según la EPA, el número de ocupados que no ha trabajado en la semana de referencia debido a paro parcial por razones técnicas o económicas o expediente de regulación de empleo creció en 2.832.800 personas en el segundo trimestre. Esto refleja la significativa incidencia sobre el nivel de empleo a corto plazo de las medidas de suspensión de contratos y reducción de jornada de carácter temporal adoptadas por las empresas.
La paralización de la actividad económica se aprecia significativamente en la evolución del número de horas por semana efectivamente trabajadas, afectada por las suspensiones de contratos y reducciones de jornada, que desciende un -22,59% respecto al primer trimestre. De hecho, el número de ocupados que efectivamente ha trabajado en el segundo trimestre disminuye hasta los 13,9 millones de personas, el 35,14% de la población de 16 y más años.
La caída del empleo en el segundo trimestre ha afectado especialmente al sector privado, que pierde 1.052.000 puestos de trabajo. El empleo indefinido cae en 361.400 personas, mientras que los asalariados con contrato temporal descienden en 671.900 personas. La ocupación disminuye en todos los sectores, destacando la caída en 816.900 personas en los servicios. En tasa interanual, el empleo desciende un -6,05%, por lo que el número total de ocupados se sitúa en 18.607.200 personas.
La notable caída del empleo no se ha trasladado a las cifras de paro, ya que el número de parados solo aumenta en 55.000 personas con respecto al primer trimestre y la tasa de paro se sitúa en el 15,33% (14,41% anterior). Estos datos no reflejan todavía la gravedad actual del mercado laboral puesto que, como apunta el INE, no todas las personas que han perdido su empleo han pasado a clasificarse como parados, sino que una parte considerable ha pasado a la inactividad.
De hecho, resulta bastante extraordinario el singular aumento de la población inactiva en 1.062.800 personas y el descenso de la población activa en 1.019.000 personas. Este incremento de la inactividad va a ser transitorio en su mayor parte, ya que este contexto extraordinario de restricciones a la movilidad y paralización de la actividad ha afectado al cumplimiento de los requisitos de búsqueda de empleo o disponibilidad para trabajar que establece la EPA para ser considerado parado.