Los primeros dispositivos de iluminación basados en diodos emisores de luz (LED) se desarrollaron por primera vez en 1927, aunque no fue hasta 1962, hace ahora 50 años, cuando nació de manos de General Electric el primer ingenio con aplicación práctica basado en esta tecnología. En la última década, la eficiencia de las bombillas LED se ha multiplicado por diez y, según un estudio publicado por el Departamento de Energía de EE.UU. el pasado mes de junio, dentro de un lustro no sólo esta eficiencia aumentará todavía más, sino que su fabricación tendrá la mitad de impacto ambiental que en la actualidad.

Y es que a día de hoy las lámparas LED son las más duraderas y las que menos consumen de entre todas las tecnologías de iluminación. La empresa española Trigasia ha comprobado que sus emisores LED consumen -para una misma luminancia- un 92% menos de electricidad que las bombillas incandescentes de uso doméstico común (que se retiran completamente del mercado este año), un 82% menos que los sistemas de iluminación halógena, un 65% de ahorro frente a los tubos fluorescentes y casi un 20% respecto a las bombillas fluorescentes compactas o de bajo consumo. Considerando que en el transcurso de 2012 la tarifa de la luz se ha incrementado más del 5% y que para el próximo año 2013 el Gobierno ya ha anunciado un aumento superior al 4%, este ahorro energético de la tecnología LED es, cada vez más, su punto fuerte.

A este menor consumo eléctrico hay que añadir una mayor vida útil de las lámparas LED, muchos de los dispositivos fabricados durante las décadas de los años 70 y 80 siguen hoy en funcionamiento. Algunos de los productos de alta potencia de Trigasia tienen una duración de 50.000 horas (5 años y 8 meses de uso continuado y más de 20 años de uso común). Frente a este valor, estudios técnicos refrendados por publicaciones de la Comunidad de Madrid indican que la vida útil de los tubos fluorescentes es de unas 8.000 horas, la de las lámparas de bajo consumo es de 6.500 horas, 2.000 la de las halógenas y alrededor de 1.000 horas la de las bombillas incandescentes. Estos valores tienen en cuenta que la luminancia se mantiene por lo menos al 70% de la intensidad inicial, y los efectos de continuos encendidos y apagados, que no influyen en la duración de las lámparas LED, al contrario que el resto.

Y es que los responsables de Trigasia ponen un especial esfuerzo en alcanzar la mejor calidad del mercado en todos sus productos. No en vano su filosofía como empresa se fundamenta en la investigación y el desarrollo y en la utilización de las materias primas más adecuadas a la hora de fabricar sus productos, manteniendo precios competitivos. Otro de sus puntos fuertes es el servicio al cliente, antes y después de la compra. Antes, estudiando sus necesidades y con informes técnico-financieros para la inversión. Después, comprobando la satisfacción del cliente, tanto a nivel empresarial, es decir, que se cumplan los escenarios descritos en los estudios previos, como a nivel del rendimiento de los productos.