El brandy Lepanto Solera Gran Reserva, del grupo bodeguero González Byass, renueva su imagen con un toque más sofisticado pero manteniendo su espíritu y personalidad única

La bodega jerezana González Byass demuestra constantemente con Lepanto Solera Gran Reserva que el brandy ya no se toma sólo con el café y el puro, sino que puede ser un aperitivo perfecto acompañándolo con quesos, disfrutarse en una relajada sobremesa con frutos secos y chocolate, e incluso, servir como ingrediente estrella del turrón. En este proceso de actualización del brandy, Lepanto Solera Gran Reserva muestra ahora un diseño más sofisticado de su mítica botella diseñada por la Real Fábrica de La Granja, manteniendo su envase tipo ‘decanter’ y sin perder el carácter y la personalidad de la marca.

Por fuera…

En la nueva imagen de Lepanto el azul klein combinado con toques en dorado le imprimen un aire más elegante y vanguardista. Los hombros de la botella aparecen más sobrios, prescindiendo de la decoración de uvas en parra y concediendo más protagonismo al collarín que refleja la fecha 1835, año de su creación. En este cambio de look los elementos de marca se muestran también más sutiles. Sin duda, una imagen renovada que se adapta a los nuevos tiempos, en los que Lepanto Solera Gran Reserva empieza a considerarse como un destilado de moda.

…y por dentro

El brandy Lepanto Solera Gran Reserva, el único de su categoría cuya elaboración, producción y embotellado se realizan íntegramente en Jerez, se caracteriza porque su envejecimiento se realiza durante 12 años, siguiendo el sistema tradicional de Criaderas y Solera, en botas de roble americano que han contenido vino fino, lo que le otorga un sabor, color y aroma inconfundibles y un gusto mucho más elegante y agradable al paladar. Su luminoso color ambarino con amplios destellos cobrizos y yodados en su ribete cobra ahora más protagonismo en esta nueva presentación de Lepanto Solera Gran Reserva. Muy original en nariz, despliega aromas de frutas maduras con toques cítricos, y un envolvente fondo balsámico. Su sabor ligeramente abocado en la entrada, con agradable untuosidad, cálido y de equilibrado amargor final, forma un conjunto redondo y seductor. En definitiva una experiencia sensorial única y placentera, que resulta ideal para disfrutar solo o en compañía de los momentos más especiales de la vida.