El consejero de la Presidencia, Gaspar Zarrías, ha señalado que el texto estatutario entregado en las Cortes es el reflejo político de una nueva confianza andaluza, de un optimismo histórico y de una ambición de futuro. En la conferencia pronunciada en la Fundación Antares Foro bajo el título El papel de Andalucía en la nueva España Autonómica , el titular andaluz indicó que todos los cambios que se plantean en el documento mantienen una actitud progresista pues cambiamos aquello que apreciamos y que queremos conservar; renovamos lo que queremos fortalecer; es decir, cambiamos para mejorar .

Zarrías manifestó que durante estos últimos 25 años se han producido extraordinarios cambios históricos que justificarían por sí mismos, la necesidad ineludible de reformar los Estatutos de Autonomía. Sin embargo, el argumento más convincente sobre la necesidad de las reformas, es el que tiene que ver con nuestra propia experiencia andaluza: lo que hemos cambiado nosotros .

El nuevo Estatuto es, pues, la radiografía de la ambición de una sociedad que quiere ser protagonista de su futuro . Consideró igualmente que en la sociedad actual hay una vitalidad y un optimismo que no existían antes, un cambio cultural y psicológico que se ha traducido en una nueva confianza. Esta es la razón vital de la reforma, queremos cambiar el Estatuto y mejorar nuestro autogobierno precisamente porque hemos tenido éxito, porque nos ha ido bien , dijo.

Para el titular de la Presidencia, las reformas estatutarias persiguen un gran objetivo: la modernización, racionalización y eficiencia del sistema. Es decir, es perfectamente posible combinar la descentralización competencial con una cooperación reforzada y eficaz; pero además, es una cuestión política de primer orden, que afecta a la médula de la democracia: la igualdad de derechos básicos de los ciudadanos.

No obstante, el consejero puntualizó que las reformas tienen que moverse dentro de unos parámetros que están marcados por los cinco principios básicos de constitucionalidad: la unidad de España; la igualdad en las posibilidades de autogobierno de las CC AA; la igualdad básica en derechos de todos los ciudadanos; el reconocimiento de la pluralidad cultural y la diversidad de identidades de las nacionalidades y regiones; y la solidaridad entre territorios garantizada por el Estado.

De igual manera, Zarrías precisó la necesidad de un Estado fuerte , para mantener la unidad, y ejercer su función solidaria y equilibradora, con cuatro resortes imprescindible: un tronco común del sistema impositivo, preservar la caja única de la Seguridad Social, la capacidad legislativa en materia de relaciones laborales y mantener la capacidad inversora y reguladora en áreas estratégicas. Sin embargo, para el consejero de la Presidencia la clave de la cohesión del Estado no reside sólo en el peso económico y administrativo, sino en una estructura jurídico-institucional bien engrasada por dos ingredientes intangibles del sistema: la lealtad política básica de los partidos representativos y una cultura cívica compartida por los ciudadanos .

En otro orden de cosas, el consejero recordó que la reforma del Estatuto Andaluz ha sido pionera, pues fue la primera en anunciar su reforma, y su gestación la más larga, con más de dos años de trabajos. Señaló también que se trata de un texto centrado en los ciudadanos, para mí, sin lugar a dudas, es el Estatuto más avanzado socialmente de cuantos han visto la luz y el más comprometido en cuanto a calidad democrática y transparencia de las instituciones . Precisó que es un Estatuto sumamente ambicioso, donde se eleva el listón de autogobierno al máximo nivel; y es coherente porque plantea sus competencias en términos de integración y colaboración.

En relación al tema de realidad nacional , el consejero manifestó que el Estatuto incluye en su preámbulo una forma de reconocimiento de su identidad. Responde a una realidad sociocultural. El Estatuto andaluz emplea la expresión realidad nacional para traducirla específicamente como nacionalidad histórica , como lo hace la Constitución. Realidad nacional es un concepto tan abierto, tan complejo, múltiple y cambiante, como para que cada cual lo interprete desde la suya propia.