Doce meses es tiempo más que suficiente para valorar los resultados de cualquier medida y evaluar si lo que ha provocado se ajusta a las previsiones que se tenían cuando se puso en marcha. En cualquier sector profesional, un proyecto que tras un año de funcionamiento no diera los resultados previstos o, aún peor, estuviera provocando justo los resultados contrarios a los anunciados, provocaría cuando menos la retirada del proyecto e, incluso, la defenestración de la persona que lo impulsó por incompetente. Esto mismo sucede con la reforma laboral del Gobierno del PP, que tras trece meses de funcionamiento no ha cumplido ninguno de los objetivos que nos dijeron que cumpliría, sino todo lo contrario, está provocando los efectos contrarios sin que nadie en el gobierno acepte su fracaso ni tenga intención de retirarla. Este primer y desastroso aniversario de la reforma laboral puede resumirse en tan solo cuatro palabras que condensan todo el balance de este tiempo perdido para el empleo y los derechos y, por supuesto, para el conjunto de los trabajadores y trabajadoras: fracaso, mentira, agresión y miedo.

Francisco Carbonero
Francisco Carbonero

La reforma laboral es la principal causante de que se hayan destruido más de 800.000 empleos durante sus doce primeros meses de aplicación y de que la cifra de personas desempleadas en España haya superado los 6 millones, metiendo así al país en una situación de emergencia nacional y social. En Andalucía, cuyo mercado laboral y tejido productivo son más débiles, la reforma ha arrasado el empleo existente hasta dejarnos la terrible cifra de más de 1,5 millones de andaluces y andaluzas en las listas del paro, estando más la mitad de ellos (56,6% sin recibir ya ningún tipo de prestación por desempleo y viéndose abocados a la exclusión social). Si miramos hacia la población joven andaluza, el panorama es desolador: 57 de cada 100 jóvenes que quieren trabajar en Andalucía están en paro. Y todo lo anterior sin tener en cuenta que asistimos ahora al fenómeno del abandono voluntario de los registros como demandantes de empleo debido a la desesperación y hartazgo de las personas desempleadas. Es evidente que estos datos son los de un absoluto fracaso.

No queda aquí la gravedad de la reforma laboral, sino que va más allá porque en torno a ella el Gobierno del PP ha urdido una gran mentira, no solo con respecto a las promesas de su programa electoral de crear puestos de trabajo con una varita mágica en pocos meses, sino sobre todo porque la han utilizado como un Caballo de Troya en cuyo interior han ocultado la bomba para dinamitar nuestro marco de relaciones laborales. Me refiero a que la reforma otorga todo el poder a la parte empresarial a costa de destrozar los derechos laborales de su contraparte, los trabajadores y trabajadoras. De este modo, los empresarios no sólo no tienen obstáculo alguno para cambiar, devaluar y eliminar las condiciones ya consolidadas en los trabajadores, tanto individual como colectivamente, sino que con las últimas reformas de la Reforma  Laboral se les facilita, aún mas, el despido colectivo porque la decisión empresarial primará sobre  la autoridad administrativa y la tutela judicial de los despidos, impidiendo al trabajador su defensa individual, además se les otorga a las multinacionales extranjeras, que no tengan su domicilio en España, la deslocalización  de forma impune, ya que no tienen que presentar sus cuentas que demuestran la necesidad de un ERE. Es un ariete con el que arremeter contra el modelo de relaciones laborales construido a base de diálogo y consenso durante los años de la democracia, y cuyo origen está en los Pactos de la Moncloa.

Pero sin duda el elemento más peligroso para la negociación colectiva que contiene la reforma es la pérdida de la ultractividad de los convenios, medida que entró en vigor el pasado 7 de julio. Esta agresión a los derechos de los trabajadores y al equilibrio en las relaciones laborales requiere toda nuestra atención como sindicato, porque si bien alcanzamos un acuerdo con la patronal para ganar tiempo y que se negociaran y firmaran los convenios pendientes sin que se aplicara la pérdida de la ultractividad, hay que insistir en que ese pacto no es una Ley y, por tanto, no obliga a los empresarios. Parece que muchos han lanzado las campanas al vuelo con este acuerdo, pero desde CCOO lo consideramos una “tregua” que debemos aprovechar para redoblar nuestros esfuerzos y exigir a los empresarios que utilicen esta ampliación de los plazos para cerrar los convenios pendientes. Mientras, seguro que habrá algunos que se descuelguen de este pacto y se acojan a la pérdida de la ultractividad; deben ser conscientes que este sindicato no permanecerá impasible ante estas actitudes y tomará las acciones oportunas para que no se ponga en práctica esta medida que roba los derechos a los trabajadores y trabajadoras y los deja a merced de la voluntad empresarial.

Siendo tan grave como es en el terreno laboral, más lesiva es aún en lo económico y social. La reforma laboral no se restringe al mercado de trabajo, sino que sus desastrosas consecuencias afectan a otros ámbitos de nuestra economía y de la vida de las personas. Es una agresión en toda regla a los pilares de nuestro Estado Social y a la cohesión de la sociedad, porque cada factor laboral que esta reforma destruye repercute, y de qué manera, en otros aspectos de nuestras vidas. La destrucción de empleo masiva, el miedo ante la amenaza de ser despedidos, la pérdida de masa salarial, el hurto de derechos como la conciliación y un largo etcétera de agresiones laborales tienen su reflejo, por ejemplo, en el batacazo del consumo interno, en el retraso de la edad de emancipación de los jóvenes o en el descenso del índice de natalidad, entre otro muchos.

Se crea así un bucle diabólico del que nuestra economía no escapará mientras no se produzca un cambio radical en las actuales políticas de recortes y ajustes que está imponiendo el gobierno del PP. En esta exigencia la patronal debería participar porque demuestra una miopía absoluta al considerar que es algo que no afecta a los empresarios: la reforma laboral se está llevando por delante a miles de pequeñas empresas y a cientos de miles de puestos de trabajo, esto reducirá ostensiblemente su competitividad y su capacidad para ser más productivas y provocará una competencia desleal entre los propios empresarios basada en el abaratamiento de los costes laborales. Es una irresponsabilidad que el empresariado defienda una reforma que acabará volviéndose en su contra.

Los trabajadores y trabajadoras llevan más de cuatro años asumiendo sacrificios enormes y mostrando que si alguien está siendo responsable en esta crisis es la clase trabajadora. La reforma que el Gobierno de Rajoy vendió como solución a los problemas del mercado laboral ha ido mostrando en estos doce meses de aplicación su verdadero rostro: es una reforma parida por el neoliberalismo más salvaje y agresivo con el fin de desregular las relaciones laborales y desactivar la negociación colectiva para que de este modo el empresario haga y deshaga a su antojo con los derechos de los trabajadores amparado en el temor de éstos a perder su empleo. Es la cuadratura del círculo perfecta para la derecha económica y la derecha política, que ven cómo en la reforma laboral se dan la mano sus intereses y permite golpear otros ámbitos de lo público para debilitarlos antes del asalto final.

Llevamos catorce meses de lucha contra esta reforma. Las estadísticas nos dan la razón pero el gobierno está empeñado en hacer oídos sordos ampliando a cada paso más la destrucción de empleo y de derechos laborales por un lado y facilitando y ampliando la potestad para llevarlos a cabo a los empresarios por otro, continuar por esta senda tendrá consecuencias imprevisibles para el futuro del país. Este sindicato seguirá luchando junto a la clase trabajadora y la sociedad contra la reforma laboral con el objetivo de transformar esas cuatro palabras tan nocivas en otras que abran esperanzas a un futuro mejor. Frente al fracaso seguiremos apostando por el diálogo y las propuestas; frente a la mentira seguiremos denunciándolas y exigiendo responsabilidades a quienes nos intentan engañar; frente a la agresión continuaremos movilizándonos y combatiendo; frente al miedo opondremos nuestra rebeldía y dignidad como trabajadores y trabajadoras. Frente a esta reforma laboral y a la obstinación del Gobierno a pesar de su fracaso estará siempre CCOO para reclamar su derogación y un nuevo tiempo político, económico y social.

Francisco Carbonero Cantador

Secretario General de CCOO de Andalucía