La caída del crédito y la menor tasa de endeudamiento de los hogares ha situado la riqueza financiera neta de las familias, que es la diferencia entre los ahorros y los préstamos que tienen concedidos en su nivel más alto -más de un billón de euros- desde antes del inicio de la crisis, en 2006.

Este repunte obedece tanto al proceso de desapalancamiento obligado de los españoles, que han reducido en gran medida su deuda, como a la caída del crédito, que sigue sin fluir, una tendencia que se prolonga desde hace varios trimestres.