EE.UU. y Cuba, que han emprendido este miércoles un cambio profundo en sus relaciones, llevan 53 años sin apenas contacto y con el embargo económico de Washington sobre Cuba como telón de fondo.

 

El presidente de EE.UU., Barack Obama, ha emplazado al Congreso a abrir un debate “serio y honesto” sobre el embargo, con vistas a superarlo.

 

La historia del bloqueo económico a Cuba comenzó el 20 de octubre de 1960, después de que en septiembre anterior Fidel Castro hiciera un llamamiento a las fuerzas populares latinoamericanas a sublevarse contra el imperialismo estadounidense.

 

Desde entonces, sus relaciones han estado determinadas durante años por el “contrataque”. A una medida tomada por Estados Unidos contraria a la Isla le seguía la respuesta contraria de La Habana: si se rebaja la cuota azucarera cubana, Castro nacionaliza veintiséis empresas estadounidenses.

 

Pero esa convivencia, de amor y odio, vivió a partir de en 1977 un relajamiento en las disputas. Se levantaron las restricciones que pesaban sobre ciudadanos estadounidenses para viajar a Cuba, se firmó un tratado de pesquerías -luego roto- e incluso Castro viajó a Nueva York para intervenir en la ONU.

 

Ese acercamiento se truncó en 1981 con la llegada a la Casa Blanca del republicano Ronald Reagan. Una ofensiva verbal entre ambos dirigentes hizo que la isla caribeña se declara en estado de alerta. Un año después comenzaron una serie de acciones hostiles. Actos de piratería, suspensión de la única aerolínea comercial de la isla y diplomáticos cubanos expulsados de EE.UU. acusados de espionaje congelaron las relaciones. El 20 de mayo de 1985, el gobierno cubano suspendió el acuerdo de emigración firmado con Washington en diciembre anterior a raíz del inicio de las emisiones de Radio Martí. La respuesta de Estados Unidos fue la prohibición de viajar a Cuba a todo residente en ese país de origen cubano.