La tasa de paro continuará por encima del 21% en España hasta 2019, según el informe Perspectivas sociales y del empleo en el mundo – Tendencias 2015 que ha presentado este martes la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Así, prevé que la tasa de paro se sitúe en 2015 en 23,6%, en el 22,8% en 2016, un poco menos, 22,16% en 2017, bajando hasta el 21,8% en 2018 y llegando al 2019 al 21,4%.
Además, señala que si bien las exportaciones se han recuperado en España, “el crecimiento se ve frenado por la débil demanda interna y las restricciones al crédito de las empresas”.
Según la OIT, a nivel global, el desempleo seguirá aumentando en los próximos años conforme la economía mundial entró en un nuevo período que conjuga un crecimiento más lento, un aumento de las desigualdades y conflictividad social. Además, sostiene que la lenta recuperación del empleo y la inestabilidad social son consecuencia del agravamiento de las desigualdades.
En 2014 más de 201 millones de personas estaban desempleadas, 31 millones más que antes de que irrumpiese la crisis global. Se prevé asimismo que el desempleo mundial aumente en 3 millones de personas en 2015 y en 8 millones durante los siguientes cuatro años.
Necesario crear 280 millones de empleos nuevos para 2019
La brecha mundial de empleo, que mide el número de puestos de trabajo perdidos desde el inicio de la crisis, se sitúa, hoy, en 61 millones de personas. Si se incluye a las personas que se incorporarán al mercado de trabajo durante los próximos cinco años, para colmar la brecha en el empleo que ha generado la crisis será preciso crear 280 millones de empleos nuevos para 2019.
En 2019, más de 212 millones de personas no tendrán trabajo frente a los 201 millones que actualmente están desempleadas. “Más de 61 millones de empleos se han perdido desde el comienzo de la crisis mundial en 2008 y nuestra previsiones muestran que el desempleo seguirá aumentando hasta finales de la década. Esto significa que la crisis del empleo dista mucho de haber terminado, de manera que no hay margen para la complacencia”, declaró el Director General de la OIT, Guy Ryder.
La situación del empleo ha mejorado en Estados Unidos y Japón, pero sigue siendo problemática en un número de economías avanzadas, sobre todo en Europa. En cambio, en algunas regiones y economías de ingresos medianos y en desarrollo tras un período de mejores resultados en comparación con la media global, la situación se está deteriorando -América Latina y el Caribe, China, Federación de Rusia y algunos países árabes-.
La considerable caída de los precios del petróleo que ha continuado a principios de 2015, de mantenerse, mejorará algo las perspectivas de empleo en los países importadores. No obstante, es poco probable que compense las repercusiones de una recuperación todavía frágil y desigual que no favorecerá a los exportadores de petróleo.
Desigualdad de ingresos
La desigualdad de ingresos seguirá ampliándose, con el 10 por ciento más rico de la población que devengará entre 30 y 40 por ciento del total de los ingresos, mientras que el 10 por ciento más pobre ganará entre 2 y 7 por ciento del total de los ingresos.
En las economías de la zona euro, el informe indica que la contracción salarial ha contribuido a reducir algunos de los costes competitivos diferenciales dentro de la zona del euro. Sin embargo, esto no siempre se ha traducido en una mejora de la competitividad exterior (comercio) y una reasignación interna hacia sectores más productivos.
De hecho, en algunos países, las exportaciones todavía no han remontado y se concentran sectores de bajo valor añadido, como es el caso de Grecia. “La evidencia sugiere que los desequilibrios en la competitividad en la zona del euro no están simplemente relacionados con el coste laboral, sino conectados con debilidades estructurales del entorno macroeconómico”, apunta el informe.
Objetivos
Para el FMI es preciso impulsar la demanda agregada y la inversión empresarial, inclusive mediante políticas laborales, de ingresos, empresariales y sociales. Los sistemas crediticios deben reorientarse para apoyar la economía real, en particular las pequeñas empresas.
“Es necesario hacer frente con convicción a las deficiencias de la zona del euro y las crecientes desigualdades deben abordarse con políticas del mercado de trabajo y fiscales bien diseñadas”, apunta.
También hay que afrontar las persistentes vulnerabilidades sociales vinculadas a la frágil recuperación
laboral, principalmente el elevado desempleo de los jóvenes, el desempleo de larga duración y el abandono del mercado de trabajo, sobre todo entre las mujeres. “Para ello es preciso emprender reformas del mercado de trabajo inclusivas con objeto de apoyar la participación, promover la calidad del empleo y actualizar las calificaciones”, enfatiza en informe.