139893_1816Los trabajadores migrantes que viven en Europa enviaron en 2014 cerca de 109.000 millones de dólares (97.000 millones de euros) en remesas a sus países de origen, proveyendo de sustento a 150 millones de personas en el mundo, según un informe del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).

El estudio indica, no obstante, que las familias receptoras podrían sacar mayor provecho de ello si tuvieran acceso a mercados de transferencia de dinero más competitivos y a servicios financieros que les permitan ahorrar o invertir esos fondos.

El presidente del FIDA, Kanayo Nwanze, subrayó, en este sentido, que es preciso asegurar que ese dinero “sea enviado a casa de forma barata para ayudar a las familias a construir un futuro mejor, sobre todo en las comunidades rurales más pobres”.

Destino

Los países donde se generaron más remesas fueron, según el estudio, Rusia, el Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y España, que juntos representaron el 75% del dinero transferido. Entre las naciones receptoras se encuentran 19 en los Balcanes, los países bálticos y de Europa del Este, incluyendo 10 Estados miembros de la Unión Europea.

Fuera de Europa, el norte de África y Asia Central fueron las regiones que mostraron más dependencia de los flujos europeos, principalmente provenientes de Francia y Rusia.

El informe también señala que Europa es una fuente de remesas considerable para Estados frágiles, incluyendo Iraq, Mali, Somalia, Sudán, Siria y Yemen, en un momento en que esa región recibe un número sin precedentes de refugiados a causa de conflictos.

La mayoría de las remesas recibidas se utilizan para productos de primera necesidad, como alimentos, ropa, vivienda, medicina y educación. Sin embargo, el estudio del FIDA indica que hasta un 20% de esos recursos podría ser usado para ahorros, inversiones o para pagar préstamos para pequeñas empresas.

Debido a que el 40% de las remesas van a las zonas rurales, el informe subraya que cumplen un papel “fundamental” en la transformación de las comunidades vulnerables. De hecho, dice el FIDA, se estima que representan por lo menos tres veces la ayuda oficial al desarrollo en los países pobres.