La realización de una completa revisión del cocwork-711708_1280he previa a las vacaciones es fundamental para la seguridad. Por ello, Midas, la cadena especialista en mantenimiento integral del automóvil,  ha enumerado los elementos que conviene no olvidar antes de meterse en carretera tanto si se va a realizar un desplazamiento de corta o larga distancia.

Sistema de frenado
Es recomendable controlar el estado de las pastillas de freno cada 10.000 kilómetros. Para detectar posibles fallos en los frenos, los síntomas más habituales son la variación de la trayectoria al frenar, los cambios en el recorrido del pedal, la falta de potencia y precisión al realizar la maniobra de frenado o el encendido del testigo de frenos.
Asimismo, los discos de freno deben comprobarse cada vez que se cambian las pastillas y sustituirse cuando el disco esté ovalado, oxidado, arañado, presente un reborde o el espesor sea inferior al límite establecido por el fabricante. Además, periódicamente debe comprobarse el líquido de frenos y sustituirlo cuando la temperatura de ebullición sea inferior a la establecida.

Neumáticos
Es necesario revisar la presión de los neumáticos periódicamente y sustituirlos cuando la profundidad del dibujo de la goma sea inferior a 1,6 milímetros o sufra deformaciones, golpes o desgaste irregular ya que una mala alineación de las ruedas afecta al desgaste de los neumáticos y a otros elementos de la dirección y la suspensión del coche. Además, debe comprobarse el mantenimiento de los elementos de suspensión cada 20.000 kilómetros.

Amortiguadores
Es recomendable realizar una verificación del estado de los amortiguadores cada 20.000 kilómetros. Si el vehículo derrapa en los virajes, tiende a hundir la parte delantera en la frenada, tiene una mayor sensibilidad a los vientos laterales o los neumáticos están desgastados irregularmente, son síntomas de desgaste de los amortiguadores.

Tubos de escape
Debe cambiarse cuando se aprecie una sonoridad anormal, presente agujeros o haya un consumo irregular. Un tubo de escape en mal estado provoca un mayor consumo además de sobrepasar los límites acústicos legales. Además, existe peligro de somnolencia al penetrar gases tóxicos en el interior del vehículo.