Dos mil millones de personas, dos tercios de los que trabajan en el mundo, lo hacen sin contrato y sin derechos, o sufren discriminación, o reciben una remuneración muy por debajo de sus capacidades, o están sobreexpuestos a accidentes o enfermedades laborales, o carecen de protección social, o padecen todas esas deficiencias a la vez.

vietnam-896307_1280Así lo ha señalado la Organización Internacional de Trabajo (OIT) en un informe sobre el trabajo decente en el mundo con motivo de su conmemoración este miércoles 7 de octubre, analizando las tendencias que se han producido en la última década.

Señala que el 80% de la población mundial no tiene una cobertura adecuada de seguridad social y más del 50% carece por completo de dicha cobertura. Es decir, no tiene asegurada ningún tipo de protección en caso de desempleo, enfermedad, discapacidad, vejez o maternidad.

Además, más de doscientos millones ni siquiera tienen trabajo, de ellos 74 millones de jóvenes lo buscan y no lo encuentran. Mientras todos esos millones de jóvenes y adultos buscan un trabajo sin encontrarlo, casi otros tantos niños son explotados laboralmente en minas, campos, casas, calles y talleres, ya que 168 millones de niñas y niños se encuentran atrapados en el trabajo infantil perdiendo su vida, su salud y su futuro. Además, 21 millones de personas son explotadas en condiciones de trabajo forzoso.

El informe analiza también las tendencias que se han producido en la última década observando distintos aspectos. En la última década, globalmente, los ingresos laborales han crecido, sobre todo en los países emergentes, y el número de trabajadores con cobertura legal de pensiones ha aumentado también; aunque la crisis amenaza con hacerlos retroceder.

Cabe destacar que se ha reducido la brecha salarial entre hombres y mujeres, si bien a un ritmo muy lento, y ha aumentado el acceso a prestaciones por maternidad y paternidad. El trabajo infantil se ha reducido en un tercio, especialmente el trabajo peligroso, que se ha reducido a la mitad y el número de niñas trabajando se ha reducido en un 60%.

Se entiende por trabajo decente el acceso a un empleo con derechos y sin discriminación, en condiciones saludables, con remuneración suficiente y protección social. Es decir, trabajo con dignidad.

La Jornada Mundial por el Trabajo Decente, que se celebra el 7 de octubre, ofrece una ocasión única para hacer visibles los retos del mundo del trabajo, para vindicar un compromiso de todos los agentes políticos, económicos y sociales ante estos desafíos para que el trabajo decente se convierta en una realidad y para emprender las transformaciones económicas y sociales que lo hagan posible.