El Centro de Arte Contemporáneo de Málaga presenta el trabajo de la última década de Erwin Olaf. En Celda de Emociones, título de la exposición comisariada por Fernando Francés, se podrán ver, hasta el próximo 1 de mayo, más de 60 obras que recogen el trabajo realizado por el artista holandés desde 2005.

Además de ser uno de los máximos exponentes de la fotografía contemporánea, en su trayectoria también se pueden ver vídeos e instalaciones. A medio camino entre el fotoperiodismo y la fotografía de estudio, en los que destacan trabajos publicitarios para conocidas marcas, el artista recrea situaciones en las que cuestiona los sentimientos del espectador, con una cuidada escenografía, que mezcla realidad y ficción, y una vuelta a los orígenes con una mínima intervención del retoque fotográfico.

Hope_The-Kitchen_2005El excesivo consumismo o el aislamiento social son algunos de sus temas recurrentes. Erwin Olaf vive y trabaja en Ámsterdam.

“La fotografía moderna no acaba de interesarme y creo que será así hasta que me muera; puede que esté celoso de la pintura, pero no podría pintar”, ha explicado Erwin Olaf sobre su trabajo. En Celda de Emociones se podrán ver los trabajos de la última década del artista holandés agrupados en series. En las obras que forman parte esta exposición, Olaf aborda desde su punto de vista los problemas sociales actuales, tabúes y los convencionalismos, pero con una escenografía y puesta en escena cuidando hasta el mínimo detalle. En sus recreaciones, el espectador duda sobre lo que está viendo, ya que lleva al límite sus propias fantasías, incluso convirtiéndose algunas de ellas en pesadillas.

Para Fernando Francés, director del CAC Málaga, “el artista holandés despoja de realidad esos instantes, otorgándoles el mayor de los privilegios: dejar hacer al imaginario colectivo, invitando al espectador a cuestionarse sus principios y prejuicios. Para recrear esos ambientes emplea unos recursos que hace que la atmósfera en la sala se vuelva densa, irrespirable. En un momento todo puede ser posible, hasta lo más inverosímil. Con estas premisas, en sus fotografías se leen críticas hacia el consumismo, el aislamiento social de las personas, la decadencia, la provocación, el erotismo, incluso la sátira y el humor. Su técnica ha evolucionado, retornando a lo clásico e interviniendo escasamente en el resultado con un mínimo retoque fotográfico. Pero no todo es válido: si lo que se expone es demasiado real, en el mundo de fantasía ideado por Olaf, esta idea es desechada. No le interesa lo que a priori es fácil de interpretar”.

El artista logra que a través de sus fotografías se perciban las emociones de sus personajes, como la angustia de la espera de la serie Hope (2005), que recrea el instante inmediato a que suceda algo en ambiente cotidianos y en la que habla de la soledad e incomunicación de la etapa actual; o el dolor en los protagonistas de la serie Grief (2007), que muestra el malestar que se vivió en la sociedad norteamericana tras el asesinato de Kennedy. Entre sus obras más provocadoras y que suscita más inquietud en el espectador están las de la serie Keyhole (2011) en la Olaf sitúa al espectador detrás de una cerradura y le invita a que vea qué se esconde tras ella. La vergüenza y los prejuicios del visitante quedan al descubierto cuando cae en la cuenta sobre lo que es capaz de pensar tras realizar este ejercicio.

La preocupación por la estética, lo superfluo y el exceso de consumismo están presentes en Le Dernier Cri (2006). Estancias y objetos perfectamente alineados y combinados, personas que han llevado el gusto por la estética hasta el extremo, hasta deformar sus propios cuerpos. En Berlin (2012) Olaf capta la decadencia de una ciudad prebélica, ya que está ambientada en los años 20. La exposición se completa con los vídeos e instalaciones y algunos de estos trabajos son un reflejo de las propias fotografías en movimiento.