Entrevista a Nathalie Chavrier, responsable del sector Agroalimentario en Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA)

 

Agenda de la Empresa: ¿Por qué necesita innovar más el sector agroalimentario andaluz?

Nathalie Chavrier: Según datos de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, el sector agroalimentario andaluz representa el 13% del PIB regional, del que el 8% corresponde a la producción agraria. Sin embargo, por cada euro de producción agraria andaluza sólo se generan 0,48 euros de valor añadido, mientras que la media española se sitúa en 0,96 euros y en otras regiones, como Cataluña, alcanza los 2,31 euros. Por otra parte, si bien son numerosas las empresas que dicen realizar actividades de innovación, los datos del INE indican que el sector agroalimentario sólo supone el 3,46% del gasto español en I+D, un indicador relativamente bajo si comparamos con otros sectores productivos como el sector del farmacéutico, por ejemplo, que representa un 8,6%. El recorrido es evidente. Tenemos mucho margen que ganar, pero, para ello, es necesario incrementar la inversión en I+D+i por parte de todo el sector, desde los productores a la industria.

A.E.: ¿Qué áreas de innovación presentan mayores oportunidades para el sector agroalimentario andaluz?

N.C.: Hay múltiples vías en las que innovar, pero entre las áreas con mayores oportunidades de negocio destacaría tres: la puesta en valor de subproductos agrícolas y agroindustriales para responder a la tendencia de la bioeconomía, el desarrollo de nuevos alimentos y la agricultura de precisión. Por un lado, el desarrollo de una nueva bioeconomía basada en el aprovechamiento biotecnológico de la materia orgánica renovable (biomasa), como alternativa más limpia y sostenible a la actual dependencia de recursos fósiles, se ha consolidado como una de las prioridades de la estrategia económica y tecnológica de la UE, por lo que en este campo hay mucho recorrido. Por otra parte, datos de mercado indican que, a pesar de un ligero estancamiento a consecuencia de la crisis económica, el segmento de la alimentación saludable y nutrición es el nicho de mercado a nivel internacional con mejor tendencia evolutiva en términos de facturación y el más propicio a apoyarse en innovación. Alimarket indica que, tanto en 2013 como en 2014, lo “saludable” representó el 33,5% de las ventas de alimentos totales en España.

082-0285A.E.: Cada vez oímos hablar más de la agricultura de precisión. ¿Es una tendencia en alza? ¿Qué oportunidades reales representa?

N.C.: La agricultura de precisión es una de las áreas de innovación para el sector y está cobrando cada vez más relevancia en los programas de financiación de la I+D+i. Por ejemplo, en la última convocatoria Innterconecta se presentaron 11 proyectos sobre retos relacionados con la agricultura de precisión, un 3% del total. La mayor parte de las soluciones de agricultura de precisión están encaminadas a reducir costes de producción al optimizar el uso de inputs (agua, energía, nutrientes, etc.), aunque existen muchas otras posibilidades. Por ejemplo, cómo regar con precisión un cultivo de fresas y aportarle unos nutrientes diferenciados (calcio, magnesio) para conferir al producto unas propiedades nutricionales valoradas por el mercado: fresas ricas en calcio. Todavía queda mucho por explorar para extrapolar el conocimiento generado por estas soluciones de agricultura de precisión para generar productos de más valor añadido.

A.E.: ¿Qué retos plantea la agricultura de precisión al sector?

N.C.: Se pueden lograr grandes resultados y ganar mucho valor añadido, pero es necesaria una apuesta firme por la tecnología y la innovación. Cuando hablamos de agricultura de precisión, muchos piensan sólo en soluciones TIC, pero es necesario también innovar en ingeniería y maquinaria. Es cierto que los sensores, programas de tratamiento de datos, sistemas de ayuda a la toma de decisiones, consulta de datos en tiempo real, etc., son algunos de los logros de la agricultura de precisión que  se apoyan en soluciones TIC para tomar decisiones clave para gestionar mejor los cultivos o el ganado, pero también es necesaria la adaptación o desarrollo tecnológico para que la maquinaria o las técnicas de cultivo/ganadería puedan aplicar esta solución de precisión. Por ejemplo, podemos disponer de datos que indican cómo optimizar el riego de un cultivo, pero carecer de un sistema de riego que alcance ese nivel de precisión. Son desarrollos que hay que llevar en paralelo.

A.E.: ¿Qué están haciendo las empresas andaluzas en agricultura de precisión?

N.C.: El sector agrícola andaluz no se queda a la zaga y, aunque hay mucho recorrido, ya hay numerosas iniciativas para aplicar tecnología al campo con el fin de conseguir un control más preciso y mejores resultados. En CTA ya hemos financiado varios proyectos en este sentido, por ejemplo, para desarrollar una herramienta para la ayuda a la toma de decisiones sobre la gestión del clima, producción y coste económico aplicado a un polígono de invernaderos; otras herramientas para determinar las mejores decisiones de dirección hídrica y nutricional de los cultivos en cada momento del ciclo fisiológico; o una solución innovadora basada en la utilización de múltiples sensores y dispositivos para evaluar la variabilidad espacial en las parcelas de cultivo, crear mapas de prescripción y dispositivos capaces de realizar aplicaciones variables de insumos en el campo.

A.E.: ¿Qué papel desempeña CTA en la ERA- NET ICT-AGRI y qué oportunidades supone este programa para las empresas andaluzas?

N.C.: Las ERA-NET son consorcios europeos de entidades financiadoras de I+D+i e ICT-AGRI. En concreto, cuenta con más de 20 socios de 16 países europeos y está orientada a desarrollar aplicaciones TIC y de robótica al sector agrícola. Las entidades financiadoras de las ERA-NET se coordinan para incentivar proyectos de consorcios empresariales internacionales y cada una financia a las empresas de su país o región de origen. Además, desarrollan agendas estratégicas de investigación y fijan líneas prioritarias en su ámbito de actuación que no sólo sirven para los consorcios que concurran a su financiación, sino que se trasladan a la Comisión Europea e influyen en el desarrollo de las políticas comunitarias. CTA pertenece al consorcio ICT-AGRI 2, que espera generar proyectos de impacto en ámbitos de la agricultura o ganadería de precisión, conceptos tras los que se encuentran tecnologías TIC como las de análisis de datos, sistemas de apoyo a la decisión, sensores biológicos o medioambientales, etc. que pueden dar un impulso a la innovación y competitividad en el sector. Para las empresas andaluzas supone una gran oportunidad presentar proyectos a las convocatorias en el marco de la ICT-AGRI2 porque les permite participar en la dinámica de un proyecto trasnacional y una convocatoria europea, pero en un entorno mucho más confortable y controlable y con menor nivel de competencia, además de contar con el apoyo de CTA.

A.E.: ¿Qué servicios de CTA pueden interesar especialmente a las empresas agroalimentarias?

N.C.: CTA ofrece sus servicios de apoyo a la I+D+i a empresas y otras entidades para ayudarles a obtener el máximo rendimiento posible de su inversión en innovación. En concreto, a las empresas del sector agro, por su perfil, quizá uno de los servicios que más puede interesarles es el apoyo en la estrategia de I+D+i, ya que suelen abordar la innovación de manera esporádica y no estructurada. Nosotros podemos ayudarles a ordenarla y a hacer una planificación estratégica integrada en los objetivos generales de la empresa. En segundo lugar, puede interesarles la internacionalización de sus actividades y resultados de I+D+i.

 

Inmaculada Sánchez

 

 

BIO
Nathalie Chavrier es responsable Técnico del Sector Agroalimentario de CTA desde 2009, donde ha sido evaluadora de proyectos de I+D+i empresarial y asesora en programas y proyectos autonómicos, estatales y europeos de I+D+i. Cuenta con más de 15 años de experiencia profesional en el sector agroalimentario, once de ellos en el ámbito de la I+D+i. Fue directora de Innovación del Centro de Innovación y Tecnología Agroalimentaria (CITAGRO) del IAT y, anteriormente, desarrolló su carrera profesional en la central de compras de una gran distribuidora. Es Ingeniero Agrónomo por la Universidad de Lyon, Máster en tecnología y control de los alimentos y cursó el Programa de Dirección de Empresas Agroalimentarias.