Entrevista a José Muriel, presidente de Condepols y de MV Gestión, con más de 40 años de trayectoria profesional. Autor de varios ensayos, entre ellos su último libro ‘Esta empresa es un zoo’

Agenda de la Empresa: La escuela de negocios ESIC Business & Marketing School le ha concedido el Premio Aster de Honor a la Trayectoria Profesional. ¿Cómo se siente?

Jose Muriel: Me siento por un lado muy agradecido de que hayan pensado en mí para reconocer mi trayectoria profesional, porque imagino la cantidad de gente en Andalucía que se merece un reconocimiento. Cuando me lo dijeron, estaba un poco preocupado, porque me pregunte, ¿cómo me van a reconocer mi trayectoria si estoy empezando? Y ya cuando reflexioné, me di cuenta de que llevo 40 años trabajando.

A.E.: ¿Qué momentos destacaría de todos estos años?

J.M.: Son muchos. Si hablamos de cuál ha sido mi experiencia profesional más satisfactoria, posiblemente hablaría de Santander, donde coincidió que hicimos un proyecto empresarial muy bonito con una etapa personal muy interesante. Si hablamos de satisfacción, pues posiblemente Sos Cuétara por la dificultad que entrañó ese proyecto, donde entré en una compañía prácticamente quebrada y en dos años le dimos la vuelta y pudimos venderla. Si hablamos de una etapa atractiva por imagen, pues en ABC, donde estuve en el año 94. En 40 años con una actividad como la que yo he tenido son muchos momentos. O la Casa de la Moneda, porque me permitió conocer el mundo (fue cuando se declaró Barcelona Olímpica). He tenido la suerte de pasar experiencias profesionales muy interesantes y son muchos pequeños recuerdos. A mí me ha merecido la pena mi trayectoria y me sigo divirtiendo. Yo no me planteo jubilarme, retirarme… yo quiero seguir en activo y quiero seguir haciendo cosas. Ilusión, yo creo que moriré con ella. Mi profesión me permite conocer gente, vivir experiencias, estar en sitios, y me llena. No he perdido ni el empuje, ni las ganas, ni la ilusión…

Enrique1A.E.: ¿En qué momento es necesaria una reestructuración en una empresa? ¿Cuáles son los indicios?

J.M.: Pues cuando pasan varias cosas. O bien porque la empresa está en pérdidas, lo que es obvio. O bien porque no crece. O bien porque no genera el beneficio suficiente para su normal desenvolvimiento. Una empresa tiene que reinvertir, porque la tecnología hay que cambiarla; tiene que retribuir a los accionistas, porque si no se van…  Es en esos momentos, si se dan, cuando una empresa necesita una reestructuración y, normalmente, para la gente que está dentro, es muy difícil llevar a cabo esa reestructuración. Primero, porque es muy difícil tener la humildad para decir que hay que cambiar lo que he venido haciendo porque lo he hecho mal. Y también, porque es más fácil para alguien que viene de fuera y que no tiene ningún prejuicio decir, pues todo esto hay que cambiarlo. Además, la rutina condiciona mucho a las empresas. Y, por último, porque las personas que se dedican a la reestructuración tienen un perfil distinto de las personas que están en un entorno de estabilidad.

A.E.: ¿Cuáles son las claves en la reestructuración de una empresa?

J.M.: Cada caso es distinto. Lo importante es que tienes que entrar con mucha humildad y tienes que tener la habilidad de detectar el talento que hay dentro de la compañía y que tú necesitas sacar a flote para que te ayude. A cada empresa le aplicas una estrategia distinta y, repito, tienes que ser muy humilde y pensar que tú sin gente no eres nada y luego detectar el valor. Primero, hay que buscar lo que hay dentro, siempre, porque la gente que está dentro está disponible, porque tiene los conocimientos técnicos, y porque, si te equivocas, siempre puedes acudir fuera. Y a la gente también eso de la sensación de confort, se tranquiliza al saber que son a compañeros suyos a los que están promocionando. Lo que soy consciente es que yo no soy un súper hombre, lo que tengo es la capacidad para descubrir el talento. Yo no he descubierto nada en toda mi vida, lo que sí que he sabido es utilizar el talento que tengo.

A.E.: ¿Y se genera algún clima de hostilidad cuando se produce ese proceso?

J.M.: Lo primero que hago, es saber dónde está el problema, no llego y digo, hay que despedir a X personas. Yo no entro con una idea preconcebida, no sé si es un problema de gente y normalmente no suele ser de gente, sino de falta de negocio. Si tengo que despedir gente, porque veo que es necesario reducir la masa salarial, voy a lo fácil: es más fácil despedir a diez directivos, que no a 200 empleados. Y si al final ya tengo que ir a abaratar costes de empleados, lo hago pasado un tiempo, cuando he visto que no hay otra solución y cuando ya le haya metido mano a los de arriba. Normalmente, la reacción de la gente es distinta en este punto. Por muy duro que sea un tema, cuando tienes la tranquilidad para explicarlo, cuando tienes los argumentos suficientes para exponerlo, sale adelante.

A.E.: ¿Qué opina de todo lo que está ocurriendo con Abengoa?

J.M.: Abengoa no deja de ser más que otra muestra de lo que ha pasado en este país de un sobreendeudamiento excesivo. El primer problema que hay es que hay que quitar endeudamiento, que es lo que están haciendo. Una vez que pase eso, llega el siguiente paso, y es poner en rentabilidad esa compañía. Y ahora tienen que poner en marcha toda una maquinaria que lleva un año parada. Creo que Abengoa tiene que salir adelante, porque da muchísimo empleo para Andalucía y para España y quiero ser optimista.

A.E.: ¿Y de la situación económica actual?

J.M.: España tiene ahora mismo dos problemas muy importantes. Uno es el desempleo. España no puede tener el desempleo que tenemos nosotros. Además, se está generando empleo muy poco a poco y trabajos muy precarios. ¿Y eso es problema de la Administración? Bajo ningún concepto. Es de los empresarios, que somos los que creamos empleos, lo que pasa es que actuamos en función de las circunstancias de la empresa. Y hoy día nuestro país está aguantando porque estamos dentro de la Unión Europea, y la deuda que está emitiendo España es el Banco Central quien la está comprando. Pero el problema son los intereses, y mientras más grande sea la deuda, mayores son los intereses. Y en los presupuestos del Estado, lo que va a pagar los intereses de la deuda se reduce en sanidad, educación… y sobre todo va menos para inversiones en infraestructuras, y eso es otro gran motor de la economía. Eso es otro gran problema. Cuando la Unión Europea es tan agresiva con el tema de la deuda es porque sabe que, en un futuro, eso es insostenible porque solamente los intereses te copan el presupuesto.

A.E.: ¿Cómo calificaría a los empresarios hoy día?

J.M.: El empresario español, el sector ejecutivo, ha evolucionado mucho y no tiene nada que envidiarle al de cualquier país. Tenemos algunas carencias que necesitamos evitar, porque los empresarios españoles no salían. A los españoles nos ha faltado y eso veo que en las nuevas generaciones está cambiando: saben más idiomas, salen mucho más preparadas… no tienen ninguna carencia. Dicho esto, veo que tenemos dos carencias en España. Por un lado la formación, que está muy alejada de la realidad empresarial; y, por otro lado, y esto es duro, hay muchos titulados con una formación muy teórica, pero muy pocos profesionales.

 

Inma Sánchez