El verano en España ha registrado una alta actividad en la inversión inmobiliaria con un volumen de 3.000 millones de euros y una cifra acumulada desde comienzo de año de 10.300 millones de euros.

Según Cushman & Wakefield, si se tienen en cuenta las operaciones corporativas, “muy importantes el año pasado”, 2016 supera el acumulado de los tres primeros trimestres de 2017 en 3.000 millones de euros. Además, se espera que el volumen de inversión a cierre de 2017 supere los 12.000 millones de euros en una recta final de año que se espera muy activa, dados los procesos abiertos en el mercado y el enérgico apetito inversor.

Con un 30% de cuota en el volumen invertido de 2017, los activos de retail lideran el ranking, que se ha catapultado principalmente por adquisiciones de centros comerciales.

Los activos de oficinas se mantienen como segundo activo de mayor volumen de inversión (cuota del 24% del volumen total en España) y los inversores se concentran en Madrid y Barcelona acaparando un 90% de la inversión en este tipo de activo. En Barcelona ya se supera la cota de todo 2016, con un acumulado de 800 millones de euros, el doble de lo registrado el año pasado.

El sector turístico mantiene la atracción hacia los hoteles, que despliegan un crecimiento exponencial en su inversión, pasando de los 1.200 millones de euros de inversión en 2016 hasta los 2.000 millones de euros a cierre de septiembre de 2017 (+66%). La mayor concentración de adquisiciones hoteleras se registra las zonas de la Costa Brava, Costa del Sol, Palma de Mallorca, Canarias y Madrid.

Los activos logísticos también despliegan “gran interés”, especialmente las naves ubicadas en Madrid y Barcelona. El volumen de inversión en este tipo de activos no ha dejado de crecer desde 2012 y en lo que va de año se han alcanzado los 811 millones de euros de volumen de inversión, 100 millones más que en todo 2016.

Después de un proceso de rápida compresión de rentabilidades en todos los activos, estas comienzan a estabilizarse en el segmento prime de retail y oficinas. Esta estabilidad refleja un crecimiento menor de los valores capitales que se compensa con crecimientos en rentas. En otros casos refleja estabilidad en el precio de los activos. Para activos como hoteles, logística y alternativos, aunque queda margen de compresión, según se mantenga la demanda hacia cierre de año y en 2018.