La morosidad empresarial refleja una tendencia a la baja en el segundo trimestre de 2017, según se desprende de los datos del Boletín de Morosidad y Financiación Empresarial que elabora Cepyme, en colaboración con la Dirección General de Industria y de la Pyme.

Así, el Indicador Sintético de Morosidad Empresarial, recogido en dicho Boletín, se sitúa en 92,5 puntos en el segundo trimestre de este año, siendo el registro más bajo desde el mismo período de 2015 (91,9 puntos), y se mantiene, de esta forma, la tendencia bajista iniciada en el segundo trimestre de 2016.

El periodo medio de pago se sitúa en 80 días, uno de los niveles más bajos desde 2010, mientras que la deuda comercial en retraso se incrementa muy levemente. Esta reducción del periodo medio de pago contribuye al descenso del coste financiero imputable a la morosidad, que se sitúa en 930 millones de euros, un 11% inferior al trimestre anterior.

Aunque el periodo medio de pago se reduce independientemente del tamaño de la empresa, son las microempresas las que más acortan su plazo de pago, con una reducción de más de 7 días con respecto al trimestre anterior.

Por sectores, la distribución alimenticia se mantiene como la rama de actividad con mejor comportamiento en cuanto al cobro de facturas, mientras que los sectores textil y construcción y promoción acumulan retrasos superiores a los 30 días por encima del plazo legal.

En cuanto a las comunidades autónomas, Castilla y León y Cataluña son las que albergan a las empresas con mejor comportamiento de pago, si bien son las empresas navarras y cántabras las que más han reducido su plazo de pago este trimestre.

Con respecto a la evolución de la morosidad en el ámbito de las administraciones públicas, la Administración Central pierde su posición como ente público con menores retrasos tras el repunte significativo de su plazo medio de pago hasta los 72,7 días, pero siguen siendo las corporaciones locales las que presentan un peor comportamiento, triplicando el periodo máximo legal permitido (30 días).

Por lo que se refiere a la evolución de la financiación empresarial, aunque el ritmo de caída se modera, el stock de crédito bancario a empresas continúa su retroceso en el segundo trimestre de 2017. La concesión de créditos para nuevas operaciones recupera su dinamismo y crece más de un 10% interanual en junio en el caso de los préstamos a pymes y un 3,7% en el de las grandes empresas.