La Inteligencia Artificial no impactará significativamente en el mercado de trabajo español hasta más allá del año 2030. Sus repercusiones serán muy livianas a principios la década de 2020, en la que solo un 3% de los empleos podrían estar en riesgo por la automatización, porcentaje que aumentará hasta el 21% a mediados de los 20s y hasta el 34% a partir de 2030.
Estas son algunas de las conclusiones que se derivan del estudio ‘Will robots steal our Jobs?’, elaborado por PwC a partir del análisis del mercado laboral de 27 países de la OCDE más Rusia y Singapur -y que incluye más de 200.000 puestos de trabajo-.
El informe parte de la base que la automatización del mercado laboral de aquí a 2030 se producirá en tres grandes oleadas.
Una primera, hasta principios de 2020, denominada de algorítmica, donde se producirá la automatización de las labores más sencillas y del análisis estructurado de datos (en esta nos encontramos). Una segunda fase de automatización aumentada, que se ampliará al intercambio de información y al análisis de datos desestructurados (se prolongará hasta mediados de la década de 2020). Y, una tercera, denominada autónoma, que permitirá no solo la automatización de tareas rutinarias, sino también de destrezas manuales y de la resolución de situaciones y problemas en tiempo real (a partir de 2030).
El estudio considera que, muy probablemente, los viejos empleos sean sustituidos por otros nuevos y que, en el largo plazo, acaben teniendo un efecto positivo para la actividad económica en su conjunto. Las estimaciones del informe apuntan a que la Inteligencia Artificial y la automatización supondrán en 2030 en torno al 14% del PIB mundial, unos 15 billones de dólares.
Eso sí, durante todo este periodo de transición hacia este nuevo mercado laboral, será imprescindible la colaboración entre las empresas y las administraciones públicas para que este viaje se haga gradualmente y los beneficios de las nuevas tecnologías afecten a la mayor parte de la sociedad y no solo a unos pocos.