La economía española en 2018 continúa registrando un crecimiento “muy sólido”, lo que permite avanzar en la corrección de los desequilibrios y mantener la previsión de crecimiento en el 2,8% para este año, compatible con una desaceleración muy gradual que se prolongará en 2019, y del 2,6% el próximo año, según señala el Informe trimestral de la economía española, que elabora el Servicio de Estudios del Departamento de Asuntos Económicos y Europeos de CEOE.

Estas perspectivas coinciden con las revisiones al alza realizadas por la mayoría de los organismos internacionales, que prevén un crecimiento del PIB hasta el entorno del 2,8% (entre ellas el FMI y el Panes de Funcas) y el 2,9% de la Comisión Europea.

En el primer trimestre, la actividad y el empleo marcaron una tendencia positiva, con un crecimiento del PIB del 0,7% en el primer trimestre, por encima de sus socios europeos, y un notable dinamismo de los afiliados a la Seguridad Social, que en mayo han vuelto a marcar un máximo, con un aumento de 237,2 mil personas.

En lo que va de 2018, la economía española ha continuado creciendo a tasas notables y destacando dentro de los países de la eurozona. Además, la composición del PIB sigue siendo equilibrada, ya que, a pesar del buen comportamiento de la demanda interna, la contribución del sector exterior se está manteniendo positiva. En líneas generales, sobresale la fortaleza del consumo de las familias y de la inversión en construcción, aunque se observa cierta pérdida de dinamismo en la inversión en equipo, según el Informe de CEOE.

La buena marcha de la actividad durante estos meses se explica por un entorno exterior favorable, que ha seguido apoyando el aumento de las exportaciones, unas condiciones financieras expansivas que favorecen el avance del crédito nuevo tanto para empresas como para familias, la recuperación de la construcción y el elevado incremento del empleo. Esta evolución ha permitido que continúe la corrección de los desequilibrios macroeconómicos: superávit en la balanza de pagos, contención del déficit público y reducción de la tasa de paro.

Según CEOE, uno de los ámbitos que habrá que seguir de cerca es la evolución de la inflación. El repunte del IPC hasta el 2,1% en mayo viene determinado sobre todo por el incremento del precio de los productos energéticos, los alimentos frescos y los precios de los paquetes turísticos y servicios de alojamiento. Por su parte, la inflación subyacente se aceleró tres décimas hasta el 1,1% en mayo, aunque se mantiene en tasas moderadas. La influencia de los precios de la energía en la evolución del índice general será determinante en los próximos meses y mantendrá la inflación unas décimas por encima del 2% en el verano, si bien la media anual se situaría alrededor del 1,6%.

Por lo que se refiere al mercado laboral, y según las previsiones de CEOE, la creación de empleo se moderará de forma paulatina en 2018 y 2019. Así, el empleo en términos EPA podría crecer a un ritmo del 2,3% en 2018 y del 2,1% en 2019, lo que supone que, en estos dos años en conjunto, habrá unos 825.000 nuevos ocupados. Mientras, el número de parados continuará reduciéndose y podría situarse por debajo de los tres millones de personas en la segunda mitad de 2019. La tasa de paro también caerá, desde el 17,2% de media anual en 2017 al 15,3% en 2018 y al 13,4% en 2019.

En cuanto a la economía mundial, el Informe de CEOE destaca que ésta prosigue con su dinamismo, aunque en algunos países se advierte una tenue desaceleración en el primer trimestre.

Así, la Eurozona ha frenado su crecimiento trimestral hasta el 0,4% desde el 0,7% con el que finalizó 2017 y Japón ha registrado una caída del PIB en tasa trimestral del -0,2%. En EE. UU., la desaceleración ha sido menor, de tan solo una décima hasta el 0,6% en tasa trimestral.