Es preocupante la contracción sin precedentes del excedente bruto de explotación (-26,0% interanual)

– La Confederación Empresarial de Organizaciones Empresariales (CEOE) analiza los resultados del PIB del segundo trimestre: evidencian el fuerte deterioro de la economía española debido al impacto en la actividad y en el empleo de la crisis de la Covid-19.

La caída del PIB, del -18,5% intertrimestral, marca un máximo histórico. Este deterioro es compatible con las previsiones del conjunto del año de CEOE superior al -10%. También hay que destacar que se trata de un dato puntual que recoge una situación atípica y, por tanto, no comparable con otras crisis anteriores.

El descenso de la actividad en España es muy superior al registrado en los países de nuestro entorno: Zona Euro (-12,1%), Alemania (-10,1%), Francia (-13,8%), Italia (-12,4%). Este resultado se explica fundamentalmente por las características de nuestra estructura productiva y empresarial en un contexto de mayores medidas de confinamiento y restricción de la actividad.

La notable contracción de la actividad se ha producido tanto desde el lado de la demanda interna como del sector exterior, siendo la única excepción el consumo de las AAPP.

Desde el punto de vista de la demanda interna, destaca la caída del consumo de los hogares (-21,2% intertrimestral). Además, la inversión empresarial ha tenido un comportamiento especialmente adverso (-22,3% intertrimestral). En esta coyuntura, es fundamental reducir la incertidumbre y mejorar la confianza, favoreciendo el clima empresarial y la capacidad de adaptación de las empresas al nuevo contexto.

Por el lado del sector exterior, sobresale el significativo descenso de las exportaciones, fundamentalmente en su componente de servicios, muy afectado por el desplome de la entrada de turistas. El sector exterior debe ser una palanca para la recuperación, como lo ha sido en crisis anteriores, por lo que se deben llevar a cabo aquellas medidas que favorezcan la internacionalización de la economía española y la competitividad.

Todos los sectores han reducido su actividad de una manera intensa, excepto la agricultura (incluyendo la cadena de alimentación) y las actividades financieras y de seguros. Es obligado reconocer el esfuerzo de estos sectores, garantizando el abastecimiento de alimentos y facilitando la financiación y el aseguramiento, en un momento tan adverso.

La caída de las horas trabajadas (-21,4% intertrimestral) refleja de manera más clara que otras estadísticas el efecto sobre el empleo de esta crisis, al margen de la situación contractual y/o administrativa de los trabajadores.

Sorprende que, dada la situación del mercado de trabajo, los costes laborales unitarios y la remuneración por asalariado hayan mostrado un crecimiento tan significativo (8,7% y 3,9%, respectivamente). De esto se deduce que se puede estar produciendo una desvinculación de los costes laborales en relación a la coyuntura económica. Este hecho, de persistir en próximos trimestres, puede suponer un riesgo para la recuperación del empleo y de la actividad.

Es preocupante la contracción sin precedentes del excedente bruto de explotación (-26,0% interanual), lo que refleja la dramática situación de las empresas y las dificultades que están padeciendo. En este sentido, es necesario mantener e intensificar las medidas de apoyo al tejido productivo para no poner en riesgo su supervivencia. A este respecto, no está de más recordar que, si no se recuperan las empresas, no es posible que se consiga normalizar la actividad económica.