Más sano, más seguro, más productivo, más seguro, estas cualidades definen un lugar de trabajo excepcional. Cualidades que facilitan un mayor compromiso de los empleados, refuerzan su imagen en el mercado y mejoran los costes de la empresa a reducir el absentismo laboral. Adriana Di Ippolito, responsable de Trade Marketing KCP para Iberia, nos da las claves para crear “lugares de trabajo excepcionales”.

 

 

¿Al parecer limpieza e higiene no siempre quieren decir lo mismo?

Adriana Di Ippolito
Adriana Di Ippolito

Efectivamente. Un lugar, un objeto, puede parecer limpio pero puede que no reúna la condiciones de higiene necesarias. Podríamos decir que la percepción de limpieza está en lo que se ve y que la higiene afecta también a lo que no se ve. Si se limpia una superficie con un trapo sucio, quitaremos la mancha pero a lo mejor añadimos bacterias y gérmenes. El concepto de limpieza está totalmente asumido en nuestro país. Es un requisito para cualquier empresa o lugar público. El paso siguiente es que sean lugares saludables, y esto se consigue eliminando todo tipo de fuentes de contaminación bacteriana. Un ejemplo: un estudio reciente demuestra que los secamanos de aire son lo más parecido a una ducha de bacterias. También se ha comprobado que puede haber más bacterias en un picaporte, que tocamos continuamente, que en la taza del váter.

 

¿Cómo se crea un lugar de trabajo excepcional?

 

El entorno de trabajo es uno de los grandes olvidados y, normalmente, la última de las prioridades a la hora de poner en marcha iniciativas que mejoren la productividad y competitividad de las empresas. La crisis económica nos ha enseñado a definir y mejorar procesos, reducir costes, optimizar equipos humanos y técnicos, incorporar herramientas más eficientes… pero son pocas las empresas que han puesto su foco en la mejora general del lugar de trabajo y de la manera como éste se realiza, aún cuando a todas le gustaría figurar en los rankings de “las mejores empresas para trabajar”.

 

Un lugar de trabajo excepcional es aquel que reúne una serie de factores objetivos y subjetivos que tienen un efecto positivo en el trabajo y en quienes lo realizan. Hasta ahora se había puesto el foco en las instalaciones, el equipamiento, los servicios asociados. La novedad está en conseguir que sea también un espacio sano y saludable.

 

¿Qué beneficios empresariales aporta?

 

La salud y bienestar del empleado debe ser un objetivo prioritario de negocio, ya que los costes en productividad de una plantilla desmotivada y las bajas por enfermedades virales no planeadas, fáciles de prevenir con nuestro programas, son mucho mayores que la inversión que supone mantener un espacio de trabajo limpio y cómodo. 

 

Invertir en mantener un entorno de trabajo saludable influye en el compromiso y motivación de los empleados y ayuda a reducir el absentismo laboral, que en 2010 supuso en España costes a las empresas de más de 2.100 millones de euros. La duración promedio de baja por gripe o resfriado es de entre 2 y 5 días y su coste indirecto –lo que se dejó de producir- fue en 2010 de 64.000 millones de euros, más de 2.800 euros por empleado.

 

¿Por dónde hay que empezar?

 

El primer paso es establecer unos protocolos de higiene básicos que eviten o limiten el contagio de “enfermedades de oficina” como gripes y resfriados, erradicando la contaminación de virus y gérmenes. La salud y bienestar del empleado debe ser un objetivo de negocio, ya que los costes en productividad de una plantilla desmotivada son mucho mayores que la inversión que supone mantener un espacio de trabajo limpio y cómodo.

 

¿Y qué dicen los trabajadores?

 

Sabemos hoy que la mejora de las condiciones de higiene en la empresa se percibe de manera mucho más positiva que otros incentivos por parte de los trabajadores.

 

Unos protocolos de higiene adecuados en la empresa reducen los niveles de enfermedad y con ellos el absentismo, aumentan la productividad, el compromiso de los trabajadores y su percepción de bienestar.

José Santos