Los incentivos fiscales son herramientas que permiten atraer la inversión en I+D+i a una determinada región y reducir el coste de las actividades innovadoras. Las Administraciones con competencias tributarias buscan articular estos incentivos de manera que se consiga optimizar al máximo su finalidad. Euskadi y Navarra son regiones especialmente atractivas para emplear las deducciones por I+D+i.

Aida Lopez
Aida Lopez

Concretamente, las competencias de Euskadi en materia tributaria contribuyen a que sea una de las regiones españolas más avanzadas en materia de innovación. De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística, Euskadi es la segunda Región que presenta más gastos en I+D por empresa que declara ser innovadora (un 36% más sobre la media).

Considerando exclusivamente las entidades que declaran ser innovadoras, se establece una media de gastos en I+D de alrededor de 400.000 euros. Este gasto de I+D+i, que podría alcanzar niveles mucho más elevados si se consideran aquellas entidades que no han detectado su actividad innovadora dentro del desarrollo de su actividad económica, se puede recuperar a través de las deducciones fiscales dentro del Impuesto de Sociedades, consiguiendo una vía de financiación indirecta que permite iniciar nuevas líneas de innovación y realizar nuevas inversiones, con lo que se conseguiría solucionar una de las principales barreras a la innovación: la falta de fondos y recursos para la I+D+i.

Una de las principales características frente a la normativa a escala estatal, es la posibilidad de aplicación del 100% de las deducciones generadas por I+D+i en un único ejercicio fiscal. Es decir, que mediante la apuesta por la innovación una entidad puede llegar a no pagar impuestos.

Además, cabe destacar que Euskadi mantiene la deducción adicional por la subcontratación a Organismos Públicos de Investigación y a entidades integradas en la Red Vasca de Tecnología, y permite la inclusión de trabajos realizados fuera del Espacio Económico Europeo siempre que no superen el 25 por 100 del importe total invertido. Por tanto, y considerando que los porcentajes de deducción son mayores que los asociados al territorio común, la cifra alcanzada de deducción supera sensiblemente la que se obtendría aplicando el régimen del sistema tributario estatal.

Por otro lado, la inversión en activos que fomenten el desarrollo sostenible, la mejora del medio ambiente y el aprovechamiento más eficiente de los recursos energéticos, también lleva asociado una deducción en el Impuesto de Sociedades que puede alcanzar el 30% sobre el importe de la inversión.

Otra de las reducciones en la liquidación del impuesto, pero a nivel de base imponible en lugar de cuota, viene asociado a la reducción por explotación mediante la cesión a terceros del derecho de uso o explotación de la propiedad intelectual o industrial de la entidad. Aunque se articula de manera similar que a escala estatal, sus particularidades pueden derivar en otro mecanismo interesante para su consideración. De hecho, uno de los cambios introducidos en la nueva norma foral del impuesto sobre sociedades para los ejercicios indicados a partir del 1 de enero de 2014, es que el contribuyente también podrá reducir su base imponible en un importe equivalente al 5% del precio de adquisición o coste de producción de su propiedad intelectual o industrial, en tanto que la misma se aplique en el desarrollo de una actividad económica, siempre que disponga de la plena propiedad de la misma y con el límite del 0,5% del volumen de ingresos de la actividad económica en cuyo desarrollo se aplique.

A pesar de esta privilegiada posición, Euskadi todavía tiene retos a futuro para mejorar más aún su panorama de deducciones, tales como articular un mecanismo similar a un cash-back, especialmente interesante para las empresas que están en pérdidas y no pueden beneficiarse de las citadas deducciones fiscales.

La ayuda de consultoras externas especializadas, como Alma Consulting Group, permite detectar todos los focos de innovación en una empresa y gestionar la financiación de los proyectos de I+D+i e inversiones medioambientales; lo que conllevaría un aumento gradual del retorno de la inversión en innovación.

Aida López Merino. Consultora Senior Financiación de la Innovación. Alma Consulting Group