Dirección: John Axelrod / Guitarra: José Mª Gallardo del Rey

Obras de Beethoven, Rodrigo y Gallardo del Rey

 

“Sentimientos agradables al llegar al campo. El trozo es admirable: no cabe expresar más perfectamente emociones más perfectamente triviales. En la Sexta Sinfonía, el pacífico comerciante, el virtuoso profesor, el ingenuo empleado, la señorita de comptoir ven pasar sus propios afectos y, al reconocerlos, se conmueven agradecidos”. (Ortega y Gasset)

Ante todo, debemos tener en cuenta que la Pastoral no trata de ser música de programa en el sentido habitual, ni de pintura sonora tal como la que encantaba a los aficionados con las escenas musicales de caza de la Edad Media y del Renacimiento. Una interpretación literaria moderna nos conduce hasta la novela del mismo título de André Gide, en la que la joven protagonista, ciega, “ve” los colores a través de la música.

foto-gallardo5El Concierto de Aranjuez, la obra-clave del éxito de Joaquín Rodrigo y  comienzo de capítulo para la historia de la música española, desarrolla una técnica novedosa que se puede resumir en la voluntad estética de huir del artificio y de la rareza, desarrollando, al mismo tiempo, el tipo de música española exigida por el momento y que, traspasando las fronteras, personificará en la guitarra la “garantía” de españolismo, el concierto como fórmula de retorno, una especie de música “para un salón  estilo Polignac”, en palabras de Sopeña. Hay que resaltar lo que la música de Joaquín Rodrigo -discípulo predilecto de Paul Dukas- significó en la segunda mitad del siglo XX, aun admitiendo la desilusión de los compositores jóvenes ante el retorno del gusto y la nostalgia por músicas pasadas. La posguerra española trajo, ciertamente, una vuelta apasionada hacia la música romántica, tan apasionada que “muchos hubieron de poner el corazón en rebeldía para no ser arrastrados”. (Gerardo Diego)

El guitarrista José Mª Gallardo del Rey, gratamente recordado por anteriores actuaciones, entusiasmó al auditorio que llenaba el Maestranza, gracias a su técnica refinada y vibrante expresividad, con rasgos del mejor lirismo, cualidades éstas particularmente apreciadas no sólo en el archifamoso Concierto de Aranjuez como en lo que podría definirse su ‘prolongación natural’: Diamantes para Aranjuez, para guitarra y orquesta, composición que, a modo de gentil homenaje del excelente guitarrista sevillano al músico levantino, contó con la colaboración de Roberto Vozmediano (cajón).

En cuanto a la ROSS -el gran soporte de la música en nuestra ciudad durante los últimos 25 años- digamos que, sobreponiéndose a una plantilla menguante e inasequible al desaliento, demuestra su profesionalidad en estos tiempos de incertidumbre, lo que pone en evidencia la miopía y cortedad de miras de los políticos (a propósito: ¿a cuántos de ellos vemos en los conciertos?. El maestro Axelrod, comprometido con un proyecto de supervivencia sustentado en la calidad artística de nuestra Orquesta y en la variedad de una programación novedosa, supo adaptarse a los moldes clásicos del Aranjuez, desde la melodía del fandanguillo a la ronda saltarina del allegro gentile. En la Pastoral, soslayando el concepto de música programática en beneficio de la expresividad, hubo momentos particularmente felices, como aquellos en los que los violines y los oboes llevan poco a poco la calma al ambiente sacudido por la tempestad, lo cual supone mostrarse fiel a la intención del autor, que insistía que había querido componer no un cuadro musical sino evocar sentimientos.

 

Miguel Fernández de los Ronderos